Recientemente he notado a la oposición pesimista, sin entusiasmo y sin voz. No se si es como resultado de las increíbles andanadas de Chávez o el cinismo con el que el régimen pretende convertir el guiso de los alimentos podridos en responsabilidad del sector privado y del capitalismo o si el silencio es solo un paréntesis para coger impulso. Lo cierto es que si la oposición empieza a recular creo que es el momento de recordarle lo siguiente: Somos mayoría. Chávez es el pasado. La conducta de Chávez y lo que propone tiene gran rechazo de la ciudadanía (el comunismo, la cubanización, el asalto a la propiedad privada, las confiscaciones, la violación de la constitución y las leyes, las interminables cadenas, la corrupción). Si los ciudadanos internalizamos lo anterior, a lo cual habrá que agregarle otros agravios como la inflación, el desabastecimiento, el racionamiento de la electricidad y el agua, la inseguridad y el desempleo, tenemos que estar convencidos de que el 26 de septiembre vamos a ganar la mayoría de la Asamblea Nacional (AN), porque no puede triunfar tamaño fracaso.
De paso ganar tiene que ser la prioridad de todos. Tanto la de los que estamos inequívocamente con la oposición, como la de los que todavía creen que la “cosa” no es con ellos, entre los cuales se destacan algunos banqueros, ciertos empresarios y los sindicalistas entreguistas. Más les vale que decidan lo que les conviene, antes de que sea tarde, se implante el comunismo y se queden sin bancos, sin empresas y sin sindicatos. Porque no se llame nadie a engaño, si el 26/09 no se le da un frenazo a Chávez la democracia se nos pone lejos. Por eso, es imprescindible que todos, repito todos, entendamos que el único objetivo es derrotar al régimen en septiembre. Ya basta de revisar lo que hizo o no hizo la Mesa de la Unidad (MU). Lo que tenemos que pelear es una guerra de trincheras. Hay que conquistar una, hacernos fuertes y pasar a la próxima. La primera trinchera fue lograr la unidad de las candidaturas. Que la selección pudo haber sido mejor. Cierto. ¿Pero, qué es preferible, ganar con los candidatos que tenemos o perder porque empecemos a abrirle grietas a lo que costó tanto trabajo construir? Los que se sientan descartados no busquen convertirse en alternativa. Olvídense de eso. Las únicas candidaturas por las que votaremos son las ya acordadas.
El régimen nos ha declarado la guerra. Pues bien, en la guerra uno no puede salirse de las trincheras ya ganadas.
Ahora lo que se requiere es prepararnos para conquistar la próxima trinchera. Tenemos que crear, como ya han sugerido algunas organizaciones de la sociedad civil, como el muy activo grupo 2D, un gran Frente Nacional (segunda trinchera) con grupos e instituciones de toda la sociedad y en todas las ciudades del país. Un Frente que apoye a la MU y que participe activamente en la campaña electoral (tercera trinchera), luego tenemos el gran reto de llevar a votar a toda esa mayoría que se opone a los proyectos de Chávez, (cuarta trinchera) para concluir con el gran objetivo: obtener la mayoría de la AN (quinta trinchera).
Hay que colectivizar el esfuerzo. El éxito o el fracaso no puede ser responsabilidad exclusiva de la MU, porque si perdemos en septiembre todos pagaremos un altísimo precio. PD: Uno entiende que algunos oportunistas crean que la lluvia de bienestar de la que hoy gozan les va a durar para siempre. Lo increíble es que opositores convencidos, conscientemente rompan el acuerdo unitario ¿Es que todavía no han entendido cuál es el objetivo?