jueves, 26 de marzo de 1981

EL DIAGNOSTICO DE LO IMPOSIBLE (1986)

"El Diagnóstico de lo imposible" es un libro optimista. Los artículos periódisticos que lo conforman fueron escritos a lo largo de un período de la vida reciente de nuestro país, una época en la que el optimismo no ha sido precisamente una moda.

Al tiempo que dirigía las actividades de empresas petroleras, Alberto Quirós se dedicó a observar, analizar y a escribir sobre los elementos, las conductas, los problemas y las características de un país que durante demasiado tiempo se ha visto obligado a soportar el lamentable peso de una creencia (una convicción, quizás) profundamente arraigada y ampliamente compartida por sus habitantes, respecto de que este es un país que "no funciona".

Esos procesos de observación y de análisis habían comenzado, sin embargo, mucho tiempo antes de que Quirós Corradi se decidiera a escribir artículos periodísticos. Se habían ido desarrollando mientras formó parte, y muy importante en verdad, de uno de los componentes del país que tiene como propósito fundamental y como práctica rutinaria funcionar eficazmente. De manera, pues, que la óptica a través de la cual Alberto Quirós Corradi analiza el conjunto todo del país, está altamente influenciada por el modelo que, con o sin quererlo, usa como paradigma. Un modelo que el autor conoce al detalle. Se produce así un interesante proceso de comparación de la globalidad de un país, cuya eficacia es puesta en duda por muchos, con una de sus partes, cuya eficacia es ampliamente reconocida.

La industria petrolera en Venezuela, escuela de la formación intelectual y pragmática de Alberto Quirós Corradi, ha sido desde sus inicios una actividad en la que todas las prácticas, aun las más cotidianas, han estado siempre condicionadas por varios factores de cuyo cumplimiento se desprende el que el conjunto “sí funcione". Productividad, rentabilidad, planificación en función de recursos concretos y necesidades y objetivos muy bien determinados, han sido, entre otros, elementos que han identificado tradicionalmente a la industria petrolera. Alberto Quirós Corradi no solamente se formó en medio de estas concepciones, sino que además durante largo tiempo fue altamente responsable porque esos valores estuvieron garantizados en su proyección hacia el futuro. Esas responsabilidades condicionan cualquier óptica.

Hemos dicho que este es un libro optimista, entre otras cosas, porque cuando se le lee con detenimiento, se observa la muy bien definida intención del autor de protestar el injusto descrédito al que sometemos sistemáticamente a Venezuela los venezolanos. En “El Caballo Volador", uno de los artículos que integran este libro, Quirós sostiene que “Venezuela es un país de grandes recursos y enormes posibilidades. En algún momento sus ciudadanos debemos destilar optimismo. El mundo de los múltiples esquemas sociales y económicos nos ha demostrado que los resultados no dependen tanto del esquema científico como del esquema social. De la confianza. Del liderazgo. Del carisma. Démosle la oportunidad del éxito a los planes posibles". En “El Cigarrón no Puede Volar", artículo al cual volveremos a referirnos más adelante con más justificada razón, Quirós Corradi hace una sencilla afirmación: “Nuestro país no vuela porque se le dice todos los días que no puede volar". Así de sencillo. Y de cierto.

“El Diagnóstico de lo Imposible", ya lo hemos dicho, es el compendio de una serie de artículos periodísticos que refleja la diversidad que registra el origen de las inquietudes de su autor. En este sentido este es un libro de amplio espectro. “Una Excusa para la Nostalgia" es probablemente el artículo que mejor demuestra esta apreciación. Allí desarrolla una interesante teoría respecto de lo que ha sido el rol del petróleo en la formación de una “cultura" venezolana. “...no deja de ser paradójico", dice, “que los que critican la formación foránea del administrador, son en su mayoría formados bajo ideologías extrañas. Nadie osa criticar las influencias ‘parisienses’ en nuestros pintores y escultores. Ni a nuestros escritores se les ocurriría negar las influencias externas sobre su obra. Somos orgullosamente cosmopolitas en los aspectos microculturales. Pero a un recurso como el petróleo, que pertenece al mundo de la energía, el cual en su sentido cultural más amplio, es básicamente internacional, le negamos el derecho de ser universal y venezolano al mismo tiempo". Sin duda una novedosa interpretación de un elemento fundamental del proceso de formación de la cultura nacional que no ha sido manejado en detalle por nuestros analistas culturales y que merece un desarrollo mayor.

Hemos clasificado en seis capítulos los noventa y dos artículos que seleccionamos de todos los que Alberto Quirós Corradi publicó en El Nacional y El Diario de Caracas y en las revistas Resumen, Número y SIC, en un período que se prolonga desde diciembre de 1980 hasta enero de 1985. El criterio que prevaleció para esta clasificación fue el de ordenar, bajo una concepción temática, todos los artículos que entre si tuviesen una relación más estrecha que la que de hecho conservan entre todos ellos. Una vez hecha esta clasificación, decidimos respetar el orden cronológico en que fueron apareciendo los artículo excepto “El cigarrón no puede volar", que abre la colección. La intención fue ofrecer al lector una cierta guía que de alguna forma le pueda servir de apoyo para el desarrollo de la lectura. De cualquier manera, una clasificación distinta a la que hemos seleccionado habría probablemente presentado una estructuración igualmente válida, puesto que con seguridad se habría podido percibir lo mismo la consistencia analítica del autor.

A lo largo de estos noventa y dos artículos se puede observar cómo Alberto Quirós Corradi desarrolla un análisis del país que, aun cuando en ocasiones es severamente crítico de las causas de los males que lo aquejan, no es otra cosa que un saludable reclamo nacional. Es un injusto reclamo porque Venezuela tiene la necesidad de ser bien estimada por sus gentes. Venezuela, y probablemente mucho más los venezolanos, tienen que convencerse que existe la real posibilidad, evidente hoy en muchas expresiones nacionales que pasan desapercibidas, de construir una nación digna, fundamentada en el esfuerzo común Y en el trabajo creador y generador de riqueza.

Es urgente ir al anverso del tono del análisis. Es indispensable dejar de referirse a Venezuela -gran deporte nacional- en los términos peyorativos en que lo hacemos los venezolanos. "Lo que pasa es que este país..." suele ser el prólogo de cada expresión que con insistente frecuencia oímos a nuestros compatriotas cuando desean explicar, o explicarse a sí mismos, las causas del mal funcionamiento de no importa qué actividad en el país. En este sentido, Quirós afirma con gran tino en otro de sus artículos, "Los Capítulos del Miedo", que "...la invocación constante a los fantasmas los hace materializarse". Un oportuno alerta que repite muy claramente en "Los Últimos Siete Minutos", cuando sostiene que "En la medida en que la sociedad pierde la confianza en el futuro, en esa misma medida le pondrá menos valor a sus esfuerzos". La mejor forma de perder el futuro es menospreciar el presente.

Este prolongado análisis de Venezuela que es "El Diagnóstico de lo Imposible" está engranado de una forma muy armoniosa por un sostenido hilo conceptual que da coherencia al trabajo de conjunto, tal como se presenta ahora. A lo largo de todo este grupo de trabajos analíticos nos encontramos con la afirmación continuada de que precisamos echar mano de todos los recursos de que disponemos, que son muchos y muy diversos, para alcanzar un grado de desarrollo social que sea garantía de una vida de más calidad para los venezolanos .

En uno de los artículos que quizás resuma con mayor precisión nuestra insistencia en decir que este es un libro optimista, "El Cigarrón no Puede Volar”, en el cual además encontramos la justificación para seleccionar el título que lleva este libro, Alberto Quirós Corradi advierte que "A veces, para poder hacer lo increíble, es mejor no conocer el diagnóstico de lo posible. Los grandes inventores del pasado lo fueron porque desafiaron por ignorancia, o por testarudez, a la sabiduría convencional. Hay dos formas de ser creativos: ignorar las dificultades o ser optimista en cuanto a las oportunidades”

La vigencia que poseen los juicios y los análisis registrados en este “Diagnóstico de lo Imposible” no termina con su publicación, como no terminó con la aparición de cada uno de los casi cien artículos que lo integran. Todo lo contrario, y sin que desde luego esto signifique que el país no haya dado un cambio de signo positivo, esos análisis tienen una proyección que trasciende el momento actual.

"El Diagnóstico de lo Imposible” es un libro que recoge un pensamiento útil. De allí su vigencia.

ALVARO BENAVIDES LA GRECCA