domingo, 30 de noviembre de 2008

EL ULTIMO ABUSO

Es importante hacer cuanto antes un balance sobre los resultados del 23N. Tanto el oficialismo como la oposición se han atribuido la victoria electoral. El oficialismo exhibe como razones para el triunfo el hecho de haber obtenido 17 gobernaciones y el mayor número de votos populares a nivel nacional. La oposición alega el triunfo en los estados más importantes del país, los que suman la mayor población nacional y la más alta contribución al Producto Interno Bruto. Llama la atención que el oficialismo no haya exhibido como un gran triunfo el número de alcaldías alcanzadas, lo cual a mi manera de ver condiciona algo el triunfo político de la oposición. Si el gobierno local es lo más cercano al pueblo entonces se pudiera alegar que la mayoría de las alcaldías obtenidas por el oficialismo en los estados Miranda, Carabobo y Zulia de alguna manera compensan por las victorias de la oposición a nivel de gobernaciones.
Es crucial revisar lo sucedido en las alcaldías por ser éstas donde la unidad electoral se hizo más difícil. Allí a nivel realmente local chocaron en muchos casos el interés partidista nacional con la visión regional de algunos actores. Quizás una de las lecciones a aprender es que la dirigencia política nacional debe practicar lo que predica en materia de descentralización y permitirle a las regiones mayor independencia en la selección de sus candidatos. En muchos casos donde no se logró la unidad, los grandes desencuentros se vieron a nivel nacional pese a que las regiones intentaron, a veces exitosamente, imponer sus candidatos.

Otro aspecto relacionado con la selección unitaria de candidatos tiene que ver con el método. En muchos casos las encuestas fueron instrumentos para el desencuentro por presentar resultados disímiles que permitieron que varios candidatos se adjudicaran el favor popular. A pesar de que la metodología de selección por medio de elecciones primarias tiene también sus bemoles valdría la pena repensar esta alternativa para próximos eventos electorales.

Lo cierto es que quedó demostrado que la unidad de la oposición es la clave para un triunfo electoral. Que Chávez no es el portaaviones que era antes. Que la polarización no necesariamente resulta negativa salvo en que retrasa la posibilidad de que la oposición construya su propia identidad para lograr que el ciudadano vote a favor de un proyecto y no en contra de un individuo. Que las prioridades de los partidos políticos no están siempre claras. Que a algunos partidos políticos les preocupa más el crecimiento de otros partidos que el suyo y autobloquean su propio progreso. Que el liderazgo de la llamada cuarta república no está todo muerto y que la oposición si sube cerro.

Independientemente de la satisfacción que se sienta ante los resultados, lo cierto es que al análisis hecho le falta el ingrediente más importante: la desventaja con la cual la oposición acudió al proceso electoral. Si bien tuvo las mismas oportunidades de postulación (salvo las inhabilitaciones) no tuvo las mismas condiciones dentro del proceso. El oficialismo abusó del poder del Estado. Secuestró a los poderes públicos y los puso al servicio de sus candidaturas. El Presidente encadenó al país para hacer campaña y descalificó públicamente a sus opositores. Cada candidato en la oposición batalló contra todo el régimen y no contra otro individuo. Si con todas esas ventajas en el arranque, el Presidente perdió lo que perdió, alegar que ganó, que es un demócrata, que respeta la Constitución y que es un buen ejemplo ciudadano es una burla desconsiderada a quienes votaron en su contra… y a su favor.

domingo, 23 de noviembre de 2008

MAÑANA SERA OTRO DIA

Hoy es el primer día de un nuevo futuro. Pase lo que pase y cualesquiera sean los resultados electorales el país entrará en una nueva etapa de su historia política. La gobernabilidad encontrará nuevos retos al chocar la voluntad absolutista con obstáculos no presentes a la fecha. Por primera vez el poder ejecutivo se enfrentará a unas estructuras políticas poco dispuestas a darle carta blanca a la voluntad oficial. El poder regional recuperará para la democracia muchos de los pesos y contrapesos que la hacen efectiva y la diferencian de regimenes absolutistas.
La primera “sorpresa” que sufrirá el ejecutivo será descubrir que ya no podrá administrar las finanzas nacionales como si fuesen patrimonio personal. Que hay leyes y procedimientos que norman como repartir entre las regiones el ingreso nacional y que las nuevas autoridades, independientemente de su inclinación política, en su gran mayoría insistirán en recibir lo que legalmente les corresponde.
Los representantes de los poderes públicos empezarán a preocuparse por su futuro y se cuidarán de seguir actuando en forma incondicional ante los caprichos del ejecutivo. Los ciudadanos empezarán a presionar a los partidos políticos para que se organicen para enfrentar los próximos eventos electorales: los comicios para elegir concejales y diputados a la Asamblea Nacional. El cambio inevitable en la composición de estos poderes públicos, amén de los que hayan sucedido a nivel regional, obligarán a desarrollar un nuevo estilo de gobierno, inevitablemente orientado hacia una mayor apertura democrática. Y esto será así porque se habrá terminado la era de la permisibilidad ciudadana. La que ha facilitado el secuestro de los poderes públicos por una camarilla de audaces que llevan años llenando un vacío de interés.
La recuperación de la energía ciudadana ha sido un proceso lento lleno de errores pero que ha ido avanzando sin descanso. Las protestas que se producen a diario dicen mucho sobre la recuperación de la dignidad colectiva sepultada por años bajo la ilusión de unas promesas que ofrecían una vida mejor. Una oferta de inclusión que coincidía con las históricas ambiciones de progreso. Un lenguaje que reflejaba lo que el colectivo quería oír. Por años fue la única voz que se escuchaba con claridad y los que no creyeron en el mensaje no entendieron que el problema no era la oferta. El problema era y es la ineficiencia para convertir la oferta en acción, la confusión ideológica detrás de la oferta y ante el fracaso del esfuerzo, la creación de una nueva hipocresía para intentar ocultar el derrumbe moral del proceso. La corrupción, resultado del enorme ingreso súbito del país, la falta de controles y confusión moral de aquellos que no saben distinguir entre lo público y lo privado, entre el tesoro público y el bolsillo particular.
Hoy empieza el final del período del “dejar hacer” sin reacción. Hoy comienza la etapa del gobierno por resultados. De la rendición de cuentas. Del rescate de las funciones propias de los poderes públicos. Los diputados de la Asamblea Nacional, los magistrados y jueces del poder judicial, los miembros del poder moral, los rectores del CNE y todos los gobernadores, alcaldes, concejales, ministros y demás funcionarios de la administración pública harán bien en revisar sus actuaciones para adecuarlas a la nueva realidad. Eso, o la salida del cargo.
¡Se acabo “el almuerzo gratis”!

lunes, 10 de noviembre de 2008

AYUDA MEMORIA ELECTORAL

A dos semanas de las elecciones regionales quedan aún aspectos importantes por resolver por parte de la oposición. Veamos.

UNIDAD

Pese al éxito indiscutible que se ha logrado al presentar candidatos unitarios en 20 estados y en numerosas alcaldías, quedan aún situaciones por resolver. La más emblemática es la del estado Bolívar. Andrés Velásquez lidera la intención del voto en todas las encuestas y ya no se justifica la oferta electoral de Rojas Suárez ni mucho menos el apoyo que recibe de algunas organizaciones políticas. Es, pues, indispensable resolver esta situación no sólo en Bolívar sino también en Anzoátegui y en el municipio Libertador de la Gran Caracas.

POLARIZACION

Es hora de enterrar la discusión bizantina sobre si la oposición ha caído en la trampa, de polarizar las elecciones regionales y convertirlas en un plebiscito sobre la gestión de Chávez. La estrategia opositora es la correcta. Centrar la campaña electoral en los aspectos locales y en los candidatos. Resaltar las necesidades de la población. Criticar la gestión oficialista de la zona y “domiciliar” la campaña en el sitio donde se resolverá electoralmente el perfil del nuevo gobierno. Pero esto no significa que, a nivel nacional, los partidos políticos y los ciudadanos no se enfrenten al presidente Chávez, reclamándole su falta de gobierno, su abuso de poder y el uso de un lenguaje inapropiado. Es inaudito, permitir sin respuesta que la abusiva actuación del Presidente haya resultado que en la mayoría de las encuestas, pese a que se critique negativamente la actuación del gobierno, se exonere de culpa al Presidente. Esto no debe permitirse por un temor injustificado a la polarización. Si el Presidente es un portaviones debemos asegurar, que al fracasar los candidatos por él apoyados se hunda también quien los propone.

APOYO INTERNACIONAL

Es importante mantener debidamente informados a los embajadores de países amigos en Venezuela y a los corresponsales extranjeros sobre los aspectos críticos del próximo proceso electoral. Entre ellos:

  • Denuncias documentadas sobre los abusos de poder y el uso indebido de los recursos del estado por parte del gobierno en la campaña electoral lo cual resulta en un ventajismo inaceptable que no ha sido restringido, como es su deber, por el CNE.

  • Informar, basado en encuestas confiables, sobre las expectativas de triunfo que tiene la oposición.

  • Ofrecer entregar resultados inmediatos en estados críticos, a fin de evitar, como en el 2D, políticas de desinformación por parte del régimen.

LA NOCHE DEL 23 DE NOVIEMBRE

Presentar una vocería única coordinada en su mensaje. Establecer comunicación rápida entre las diferentes organizaciones políticas.

OTRAS. Asegurar la presencia de testigos entrenados en todas las mesas y evitar enfrentamientos entre diferentes representantes de la oposición por retener las actas del proceso electoral. Entender que el esfuerzo es único y lo importante es tener las pruebas de los resultados reales y no quienes las procesan. Por último, y quizás lo más importante, iniciar de inmediato una campaña nacional y regional sobre cómo votar. Quien haya visto los tarjetones electorales sabrá las complejidades que presentan. En este proceso electoral los dos enemigos mayores a los que aspiramos vencer son:

1) La abstención de la clase media, sobretodo en la Gran Caracas (Baruta, el Hatillo, Chacao, Sucre y Libertador) lo cual pone en peligro la Alcaldía Mayor y la Gobernación de Miranda.

2) La complejidad del acto electoral que podría resultar en que numerosos electores agoten el tiempo asignado sin poder votar validamente.

domingo, 2 de noviembre de 2008

¿UN BARRIL A $7?

La irresponsabilidad verbal del Presidente no tiene límites. Durante las últimas semanas ha desatado una serie de comentarios que llaman la atención por el contraste evidente entre el mensaje y la realidad. Se supone que cuando el presidente critica, ofrece o sermonea es porque puede exhibir ejemplos positivos ante lo que critica, tiene algo concreto que ofrecer y sus sermones contienen un mensaje ético impecable. Todo lo contrario. Sus condenas a la corrupción y al consumismo contrastan con el estilo de vida de su familia en Barinas. Sus ofertas de construir escuelas donde no las hay, carreteras donde hay trochas y servicio eléctrico en rincones oscuros del país se estrellan contra diez años de promesas incumplidas, sepultadas entre $820 mil millones que recibió el país en ese lapso (más que los $750 mil millones que el gobierno de EEUU ha dispuesto para superar la crisis económica de su país). En cuanto a los sermones sobre lo humano y lo divino son y serán palabra muerta mientras no fustiguen a casos como el “maletín argentino”, no exijan justicia ante actos criminales como el asesinato de Anderson y no demuestren genuina preocupación ante la muerte de miles de ciudadanos victimas de un hamponato desatado.
El Presidente cree que puede dictar el contenido de la preocupación nacional. Y tiene razones históricas para creerlo. Por años sus programas dominicales coparon las agendas de los venezolanos. Por eso, los verdaderos problemas no se han discutido formalmente durante su gestión. Las fallas de los servicios son respondidas por solicitudes de aplausos para quienes son responsables del desastre. Los que fracasaron en este gobierno son nuestros embajadores en el exterior. Los ataques a los candidatos de la oposición son un error de juicio y no, como piensan algunos, una estrategia inteligente.
Pero lo peor de todo son las mentiras que a diario tenemos que oír en boca presidencial sobre planes futuros, inauguraciones, acuerdos internacionales. ¿Cuántas veces se ha anunciado la nueva planta de tubos y la nueva acería en Guayana? ¿Las cuatro nuevas refinerías de PDVSA? Por no mencionar a ingenios azucareros, plantas de alimentos concentrados, Eje Orinoco-Apure, parques recreativos, universidad en Miraflores, etcétera? Pero la mentira recurrente mayor es la producción petrolera. Por varios años el Ministerio de Energía y Petróleo y PDVSA han declarado que la producción nacional es 3.3 millones de barriles diarios (b/d). En el presupuesto 2009 se estima ahora en 3.6 millones b/d. Venezuela acaba de aprobar en la OPEP una reducción de 129.000 b/d de su producción estimada en 2.470.000 b/d. Cifra colocada por la OPEP en un cuadro de producción para septiembre dentro de un total para la Organización de 28.8 millones b/d. Ahora bien, si Venezuela produce 3.3 millones b/d, estará produciendo 1.83 millones b/d por encima de lo acordado en la OPEP y ésta no produciría 28.8 millones b/d sino 30.6 millones b/d. El régimen no puede salir airoso de esta situación. O le miente a la OPEP. O le miente al pueblo venezolano. En el presupuesto 2009 se estima una exportación de 2.900.000 b/d a $60 por barril. Puede ser que el precio sea aproximado. Pero el volumen está groseramente sobrestimado y, por lo tanto, Venezuela no recibirá el ingreso petrolero presupuestado. Veremos cómo se esconde esa realidad. Además, bajo este régimen con menos de $80-90 por barril y los volúmenes reales de exportación, el país no es viable.
El Presidente ha dicho que a $7 por barril la revolución se fortalecería… Será la próxima, porque esta no tendría vida.