miércoles, 26 de diciembre de 2012

UN CRIMEN CASI PERFECTO

El oficialismo con la asesoría cubana cometió un crimen casi perfecto y logró sus dos objetivos prioritarios: ganar la presidencia de la República en cabeza de Hugo Chávez y barrer en las elecciones regionales con casi todas las gobernaciones.


En este momento el mismo equipo diseña su segundo crimen casi perfecto: asegurarse la presidencia por los próximos seis años, con o sin Chávez. Lo primero será mantener el ventajismo obsceno que ha sido característico de todas las elecciones. Un uso abusivo de los recursos del Estado. De haber elecciones habrá amenazas de despido a los empleados públicos que no voten por el candidato del PSUV, cancelación de contratos y confiscaciones. Uso y abuso de la enfermedad con ausencia o presencia del Presidente para aumentar la solidaridad ciudadana. Parcialismo descarado del CNE con el oficialismo, entre otras arbitrariedades.

Evaluemos los siguientes escenarios: Escenario I. Chávez regresa en un buen estado de salud como para encargarse el 10 de enero y permanecer en el país en el ejercicio de su cargo. Este es, por supuesto, el escenario preferido por los asesores cubanos. Escenario II. Chávez regresa y se juramenta el 10 de enero en delicado estado de salud, nombra a Maduro como vicepresidente y regresa a Cuba para seguir con su tratamiento, una vez que la Asamblea Nacional le autoriza la ausencia temporal por hasta 90 días, prorrogables por el mismo período. Después puede regresar y encargarse si está en buen estado de salud o prorrogar excepcionalmente su ausencia o convocar a elecciones en 30 días. Escenario III. Chávez no regresa para la fecha del 10 de enero, hay, entonces, tres subescenarios posibles, aunque violen la Constitución. Escenario III.A. El TSJ se traslada a la embajada de Venezuela en Cuba y lo juramenta en “territorio venezolano”. Nombra a Maduro vicepresidente y su ausencia es igual al escenario II. Escenario III.B. El TSJ extiende la fecha de la toma de posesión hasta que Chávez pueda presentarse. (Ya Diosdado Cabello adelantó esa posibilidad) Escenario III.C. Chávez no se juramenta y el Presidente de la Asamblea se encarga de la presidencia, en cuyo caso hay dos interpretaciones posibles de la Constitución: se celebran elecciones dentro de los próximos 30 días hábiles o se convoca a elecciones dentro de 30 días para cualquier fecha posterior.

El oficialismo desarrollará el escenario que le garantice la continuidad de su gestión y actuará en consecuencia. La decisión más importante a tomar por el oficialismo es si le conviene una elección inmediata, sin Chávez, o mantener a todo evento al Presidente en ejercicio para fijar la fecha electoral que más les convenga. Lo único seguro es que moverán todos los resortes del poder para no perder la presidencia de la República. De ser necesario un candidato que no sea Chávez y una nueva elección, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello se pondrán de acuerdo antes de correr el riesgo de perderlo todo.

Por su parte, la oposición de tener una nueva oportunidad de competir por la Presidencia, deberá decidir ya si repite con Capriles, que demostró ser un buen candidato, o correr el riesgo de que se presenten varios aspirantes lo cual asegurará el triunfo del oficialismo.

PD1: En estos días festivos es una buena ocasión para que el Presidente indulte a todos los presos políticos como un gesto de respeto a la dignidad de los encarcelados.

PD2: Le deseo a todos mis lectores un feliz año 2013, aunque no se los garantizo.







EL PETROLEO Y EL PROGRESO (II)

Nuestro artículo del domingo pasado fue titulado: “El petróleo y el progreso”. El correcto era “El petróleo como instrumento de progreso”. Un “duende” de la redacción simplificó el nombre correcto del libro escrito por Pedro Luis y Luis Roberto Rodríguez, motivo de mis comentarios. Pero mi mala suerte como columnista no terminó allí. Pretendí finalizar el artículo con una cita de Einstein la cual también fue mutilada. Ha debido leer así: “Locura es hacer lo mismo, una y otra vez, y esperar resultados diferentes”.


El Estado venezolano pese a que, como lo señalan los autores, ha cometido graves errores en el diseño de su política petrolera, no hay duda que, por otra parte, los logros que ha obtenido la industria a través del tiempo son indiscutibles.

Para efectos de un análisis del progreso del sector petrolero dividiremos su historia arbitrariamente en tres grandes bloques. 1. Desde sus inicios hasta que fue promulgada la Ley de Hidrocarburos en 1943. Esta ley incorporó ordenadamente todos los avances que se habían realizado a la fecha y algunas más, a través de arduas y difíciles negociaciones con las concesionarias extranjeras. Una ley muy avanzada para su tiempo y de las más duraderas en la historia de la legislación venezolana.

2. La estatización del petróleo entre 1975 y 1976. Mal llamada “nacionalización” porque no le dio a los nacionales-ciudadanos la propiedad del petróleo y además, estatizó a las tres empresas, Mito Juan, Las Mercedes y Talón Petroleum Company, que eran propiedad de venezolanos (¿cómo se puede nacionalizar empresas de nacionales?) Pese, a algunas críticas que de manera muy puntual se le han hecho a este proceso desde sus inicios hasta nuestros días, que el libro señala con lujo de detalles, especialmente, al destacar el conflicto casi inevitable entre los objetivos de los estados-gobierno que se comportan como un propietario del sector petrolero y la empresa estatal operadora (PDVSA). Tarde o temprano el Estado impone sobre la empresa sus objetivos de obtener una mayor participación de las ganancias del sector petrolero mientras que la empresa aspira a que el negocio genere lo suficiente para reinvertir y crecer. Además, el Estado tiene la tentación de tomar decisiones, que deberían ser comerciales, por razones políticas, afectando negativamente los resultados financieros de la empresa operadora.

3. La era Chávez, a partir de 1999, fecha de la instalación de su gobierno. Si bien es cierto que en los dos bloques mencionados al principio hubo una evolución positiva de la industria petrolera, a partir del actual régimen, hay una involución. Se redujo la producción. Aumentó el endeudamiento. Pese a los elevadísimos precios del petróleo PDVSA no tiene suficiente flujo de caja para crecer o por lo menos mantener el nivel de producción pre 1999. Aumentaron exponencialmente los accidentes industriales. Ha habido un gran incremento en la nómina de su personal. La corrupción es galopante y parafraseando a Einstein: La industria petrolera actual cree que repitiendo las mismas “locuras” con las cuales inició su gestión puede obtener resultados diferentes a los trágicos e inaceptables que exhibe a la fecha.

En el libro los Rodríguez analizan y proponen, como lo describimos en nuestro anterior artículo, recomendaciones para una inteligente discusión sobre un futuro positivo y esperanzador para la industria petrolera venezolana.





EL PETROLEO COMO INSTRUMENTO DE PROGRESO

Con este título, el acucioso Luis Roberto Rodríguez y su muy talentoso hijo Pedro Luis han escrito, a cuatros manos, un libro diferente en su enfoque y en sus recomendaciones. Está muy bien escrito con la virtud de hacer comprensible para cualquier lector avezado conceptos que bajo otro lenguaje serían de difícil comprensión.


No voy a reseñar todo su contenido. Lo que me propongo es despertar el interés de los ciudadanos para que lo lean. No se arrepentirán porque se le aclararán muchas de las dudas sobre lo que el petróleo ha significado para el desarrollo del país y lo que pudiera ser.

Describamos algunos de los temas tratados precedidos por un comentario mío sobre la propiedad del petróleo. Desde el Decreto del Libertador de 1829 sobre la propiedad de las minas asignándolas a la república pero con el derecho de los ciudadanos de obtenerlas en propiedad nunca ha estado claro quién es el dueño del petróleo. El sector político ha dicho que es del Estado y recientemente que es de los venezolanos. Hay, pues, que aclarar, de una buena vez, quienes son los propietarios. El libro recomienda un método para que sea, inequívocamente, de todos los venezolanos.

Los problemas que se identifican son: Volatilidad. Por años hemos sabido las dificultades de planificar para el desarrollo de una nación como Venezuela, monoproductora, de un recurso cuyos precios son de alta volatilidad. Como, por lo general, nuestros gobiernos han planificado para el corto plazo la volatilidad de los ingresos crea ciclos de abundancia y de escasez que imposibilitan la implementación de una política a largo plazo para la cual los ingresos anuales tienen que ser conocidos.

La discrecionalidad. En el uso que hace el gobierno del ingreso petrolero sin control adecuado o sin un sistema que establezca reglas del juego para el mismo está la semilla de la llamada “maldición de los recursos naturales”.

Regla de oro. Los gastos corrientes deben ser cubiertos por los ingresos no petroleros. Pero no por el fácil recurso de aumentar los impuestos. Lo que hay que incrementar es la productividad. La pobreza en Venezuela no es consecuencia de que algunos ricos hayan negado lo suyo a los pobres. Es resultado de una pérdida de productividad del venezolano que se ha incrementado en los últimos 30 años.

Fondo de los venezolanos. No lo vamos a describir en detalle pero es muy diferente a los fondos hasta ahora conocidos en el país. Básicamente, consiste en crear un fondo con todo el ingreso petrolero. Luego asignarle en cuentas personales de ahorro a cada ciudadano su parte alícuota (se resuelve el problema de la propiedad). Luego, el ciudadano paga impuesto sobre lo depositado, el Estado ahora depende de las contribuciones del ciudadano y no al revés donde éste es un rehén del Estado. (Se resuelve el problema de discrecionalidad). Un porcentaje del ingreso total se le asigna al presupuesto anual basado en el promedio de precios de los últimos cinco años. El balance se invierte en el exterior. (Se corrige la volatilidad y se evita el Mal Holandés) Por último, el ciudadano puede y debe destinar parte de su ingreso para comprar un seguro de salud moderno y para reforzar su jubilación.

Por supuesto, que estas recomendaciones y muchas otras deben debatirse abiertamente en búsqueda de un consenso político. Para lo cual hay que cambiar al gobierno actual y la mentalidad de muchos líderes de la oposición que aun no han entendido lo dicho por Einstein: “Locura es hacer lo mismo, una y otra y otra vez y esperar resultados diferentes”.













lunes, 3 de diciembre de 2012

LO DE ANTES

En un programa de “Aló Ciudadano” la semana pasada, Humberto Calderón Berti, después de dar palabas de aprobación tanto a la gestión de Ramón Guillermo Aveledo como a la campaña de Capriles dijo que para él había habido algunos errores. El mayor, el imperdonable fue el hacerle el juego al chavismo declarando que se descartaba todo lo relacionado con la Cuarta República. Es decir, nada del pasado sirve ni tampoco lo presente. Lo que valdrá es el futuro. Lo primero que hay que aclarar, como se cansó de explicar Manuel Caballero, es que no existe una Cuarta República, ni mucho menos una Quinta. Es un tremendo error y otros de los intentos por querer dividir la historia de Venezuela en un antes y un después de Chávez y separar arbitrariamente nuestros hitos históricos. Pero lo más grave no es la ignorancia de nuestro pasado ni la caricatura que se hace del presente. Lo grave es ignorar que en 54 años de democracia y 10 de dictadura (muerte de Gómez hasta 1999) el país avanzó exponencialmente de una economía rural a una urbana. Se estableció una democracia representativa. Se le concedió el voto a la mujer. Se desarrolló el sistema educativo que pasó de tres universidades a tener núcleos en todos los estados del país. Mejoraron los servicios de salud pública. Se implantó la elección directa del Presidente de la república, gobernadores, alcaldes, concejos municipales, asambleas legislativas regionales y diputados y senadores al Congreso Nacional. Se le dio a cada ciudadano un voto incluyendo a quienes no sabían leer ni escribir. Se obtuvo una participación elevada de la nación en el producto de la industria petrolera y eventualmente se estatizó la misma. Se creó a PDVSA, empresa que hasta el 2001 estuvo entre las mejores administradas del mundo. Se estableció el plan Ayacucho que formó en las mejores universidades internacionales a una pléyade de jóvenes venezolanos. Se fomentó una política migratoria que nutrió al país de ciudadanos de otras regiones que contribuyeron a nuestro desarrollo. Se creó una clase media fuerte impulsadora de la modernidad. Se fomentó el deporte tanto por el Estado como por el sector privado, notablemente por las empresas petroleras extranjeras y algunas locales como Polar. Tuvimos triunfos en atletismo en los 100 metros planos, en salto largo olímpico y en el beisbol fuimos campeones mundiales amateur derrotando hasta la entonces invencible Cuba y el grupo de jugadores de beisbol en las grandes ligas ha crecido exponencialmente. En la cultura han sido muchos los venezolanos destacados en el extranjero.


Hemos formado científicos de prestigio nacional e internacional. Nuestras empresas públicas y privadas han exhibido gerentes exitosos. Sidor tuvo su momento, así como otras empresas públicas de Guayana. PDVSA fue un ejemplo para el mundo de cómo se puede bien administrar una empresa del Estado y otros sectores como la banca, la Bolsa, las cementeras, la agricultura en ciertas regiones y grupos de la empresa privada como Vollmer, Boulton, Mendoza, Blohm y muchos otros, tuvieron buenas gestiones. Y todo eso no pasó por generación espontánea. Fue producto del trabajo y del esfuerzo de muchos hombres. Algunos de ellos que todavía viven y otros que fallecieron y cuya memoria no merece el desprecio con el cual algunos de la oposición tratan al pasado. Sería importante que los jóvenes recordaran que el talento que hoy exhiben se lo deben a un sistema que crearon los de antes y de los cuales quedan muchos sin cuya participación este país no saldrá de la pesadilla actual.