lunes, 26 de noviembre de 2012

MONAGAS

En Monagas se le presentó un dilema a la MUD. Por circunstancias imprevisibles hay dos candidaturas a la gobernación. Una la de Soraya Hernández quien ganó en buena lid unas elecciones primarias. Otra, la del gobernador en ejercicio que abandono las filas del oficialismo y decidió pasarse con todos los hierros a la oposición y apoyó abiertamente a Capriles en su campaña presidencial.


Hasta ahora, la MUD ha decidido el problema de acuerdo con el “librito”. Se efectuaron primarias para decidir las candidaturas de gobernadores y alcaldes en el país y todos en la MUD aceptaron ese procedimiento como el definitivo. Visto así, sin considerar otras opciones no previstas, parece que no había otra opción que la de confirmar a Hernández. A mí, por lo menos, me queda una duda muy fuerte y es la siguiente ¿cuánto pesó en la decisión de ratificar a esta candidatura la seguridad que de ir en contra del Gato Briceño y del candidato del oficialismo no tendría la menor posibilidad de ganar? Peor aún, si se dividen los votos de la oposición entre el Gato y Hernández pude ganar el candidato de Chávez y perderemos un estado que hoy es de la oposición. La santidad del respeto de unas primarias ya se violó en Miranda. El candidato a gobernador era Ocariz. En ese caso, él aceptó repetir a la alcaldía del municipio Sucre con la suerte de que el candidato ganador a esa alcaldía (Caldera) tuvo el incidente que todos conocemos. ¿Qué habría pasado si Caldera no hubiese sido descalificado y hubiera insistido en su postulación?

Lo que estos dos casos ilustran es que no siempre se puede honrar los acuerdos al pie de la letra. A veces, cambios de circunstancias los hacen de imposible cumplimiento. En Venezuela, por años, hemos sido expertos en modificar condiciones acordadas en materia petrolera, cuando cambios en los precios y la demanda imposibilitan cumplir con las condiciones acordadas.

Lo que es demostrable es que no hay convenio inmodificable cuando cambian las condiciones que lo hicieron posible. Entendemos perfectamente que la MUD no quiera hacer excepciones a los resultados de las elecciones primarias porque fueron muy exitosas. En Miranda, la situación fue distinta y fácil de resolver por la “salida” de Caldera y la buena voluntad de Ocariz. En Monagas, lamentablemente, las partes en conflicto no han podido ponerse de acuerdo y la MUD tuvo que tomar una decisión. Escogió defender la pureza del proceso de las primarias y se negó a alterar los resultados aun sabiendo que al hacerlo perdería a Monagas.

Nos preguntamos por qué la candidata Hernández insiste en ir a una elección a sabiendas que su oponente, el gobernador en ejercicio, de ir solo por la oposición tiene una alta probabilidad de ganar.

No estamos bajo una democracia normal. En estas elecciones regionales nos estamos jugando el futuro entre democracia y comunismo. Visto así no le podemos conceder al oficialismo la menor ventaja. ¿Por qué entregar un estado que podemos ganar? Hemos sido defensores a ultranza de principios y valores y creemos en el cumplimiento de la palabra y del sistema acordado. Pero creemos que todo en la vida tiene excepciones. Podemos perder Monagas y Táchira por el capricho de candidatos que no pueden ganar. En el caso de Hernández su posición puede entenderse y tiene el aval de unas primarias. Sin embargo, sigue siendo un capricho que de materializarse nos será muy costoso. Hay grandeza en honrar los acuerdos pero también la hay en renunciar a ellos cuando está en juego el bien común.









ESTRATEGIA RADICAL (II)

Creo que algunos importantes miembros de la oposición empiezan a entender la verdadera naturaleza del régimen y eso, esperamos, permitirá una revisión a fondo de la estrategia de la MUD. En la semana pasada hemos oído, por lo menos, a dos de ellos afirmar que es inútil y hasta ingenuo pretender que este régimen va a hacer concesiones porque se le solicitan. Su naturaleza militarista y dictatorial le impone el ejercicio de la fuerza para tomar decisiones. Por lo tanto, no responde a la razón ni a negociaciones ni a peticiones que serían atendidas por otro tipo de gobierno. No hay pues otra opción que radicalizar a la oposición. Apoyar las protestas con manifestaciones masivas de calle. Ampliar el concepto de la unidad para incluir a todas las instituciones del país: Universidades, estudiantes, colegios profesionales, sindicatos, empresarios, gobernadores, alcaldes, concejales, diputados, ONG´s, partidos políticos, grupos electorales, sociedad civil organizada, etc.


Hay que empezar a aplicar el concepto de la desobediencia civil desde lo recomendado por Ledesma de ignorar la “estación electoral” hasta algo difícil, pero posible, como negarse a pagar impuestos si no se nombra un CNE independiente y un nuevo Tribunal Supremo de Justicia de acuerdo a los dictados de la Constitución.

Por supuesto, que algunos dirán, que la alternativa es la negociación, pero si no entendemos que la esencia de ésta es el equilibrio de fuerzas y lo que habría, si eso no existe, es la imposición del más fuerte. Si no lo creen analicen solamente cómo funciona la Asamblea Nacional. No hay una sola proposición de la bancada de la oposición que sea considerada. Se acusan y se interpelan a los gobernadores democráticos pero no se tocan a los del oficialismo. Hay un terrible accidente en Amuay con numerosos muertos y pérdidas materiales importantes y los diputados oficialistas se niegan a investigar lo sucedido y PDVSA no presenta un informe público como es su obligación. Se aprueban presupuestos chimbos con la mitad del ingreso petrolero para poder manejar el Presidente a su discreción la otra mitad y negarle a las regiones lo que por ley les corresponde. Se le concede al Presidente leyes habilitantes que le han permitido, violando la Constitución, legislar sobre temas que habían sido negados en el referendo constitucional.

Pero, no es sólo con la oposición los abusos de poder. En su relación con su partido impone candidatos a dedo y da manifestaciones públicas de violencia cuando el pueblo, como en Carabobo, se opone al designado como gobernador. Hay muchos más ejemplos del estilo de este régimen que ya deberían habernos convencido que nada conseguiremos si no los alertamos de que nosotros también tenemos fuerza y podemos poner en peligro la gobernabilidad y la capacidad de imponer arbitrariamente su voluntad en contra de la mitad del país.

Sugerimos que la MUD convoque a todas las instituciones del país para que se incorporen en un gran equipo para enfrentar al régimen desde una posición de fuerza, algo que el oficialismo entiende porque tiene 14 años imponiéndolo.

Cuando el Presidente se convenza de que la mitad del país también tiene fuerza, entonces y sólo entonces, a lo mejor se decide a dialogar con los ciudadanos hasta ahora excluidos de toda decisión.

PD: Por cierto, el Presidente podría liberar a los presos políticos sin perder poder por ser este un problema de humanidad que no tiene nada que ver ni con ideología ni con gobernabilidad. Además, le daría tranquilidad y felicidad a muchas familias.









domingo, 11 de noviembre de 2012

ESTRATEGIA RADICAL

Cuando se pierde una elección como se perdió la presidencial del 7-O es imperativo revisar la estrategia dado que no se obtuvo el resultado esperado. Apaciguar al chavismo. Ofrecer prácticamente lo mismo que el régimen e intentar atraer al chavismo light sin atacar al radical, en su momento pareció la estrategia adecuada porque Capriles atrajo multitudes adonde quiera que fue. Sin embargo, pesó más en los electores los favores recibidos y las ofertas abiertas que el mensaje positivo del candidato Capriles. Ha llegado, pues, el momento de revisar nuestras acciones a futuro.


Creo que el gran error que hemos cometido ha sido el de legitimar al régimen mediante el proceso electoral. Si bien no podemos cantar fraude en el sentido de que nos escamotearon votos, no es menos cierto que el ventajismo brutal ejercido por el régimen pone en duda la pureza del ejercicio electoral. La compra de votos. La amenaza a los empleados públicos. La utilización grosera de los recursos del Estado. Las cadenas presidenciales constantes. La propaganda de espacios obligatorios en todas las televisoras del país. Realmente, no fue un proceso electoral justo. Fue abusivo y su resultado no puede asumirse como legítimo.

Otra consecuencia de estas elecciones fue la demostración de nuestra fuerza. Seis millones quinientas mil personas no pueden ser ignoradas por el régimen ni se le pueden imponer un sistema político con el cual no están de acuerdo. Este importante grupo opositor tiene que hacerse sentir. Debe radicalizarse en su protesta ante los abusos del régimen. No debe permitir que un gobierno que viola a diario la constitución se vista de democrático. Vamos derecho a una crisis política y económica cuyas consecuencias no son predecibles. El régimen tiene serios problemas de división en sus filas. Habrá, tarde o temprano, un dilema de sucesión cuando no esté Chávez. Habrá una inflación más alta, desabastecimiento y escasez de divisas. Ante este estado de cosas la oposición tiene que denunciar, atacar y no dar cuartel. Está claro que es prácticamente imposible ganar una elección presidencial bajo las condiciones de ventajismo oficial actual. Hay, por lo tanto, que nivelar el juego si queremos insistir en una salida electoral. No podemos seguir aceptando los resultados electorales como si el proceso fuese limpio. Si perdemos aceptemos la derrota pero bajo protesta alegando todas las desventajas con las cuales competimos. Basta ya de aceptar la derrota sin denunciar el abusivo ventajismo oficial.

Vienen ahora las elecciones de gobernadores. Exijamos desde ya al CNE que cumpla con sus propias normas y meta en cintura al abuso presidencial. Nuestros candidatos en las regiones tienen material suficiente para atacar las gestiones de los gobernadores oficialistas que en general han sido torpes cuando no corruptos. Debemos diseñar una estrategia paralela desde las regiones y del centro. Cada candidato con su propia estrategia y desde el centro una que neutralice el efecto Chávez.

Otro aspecto a considerar es que si las campañas deben concentrarse en las necesidades básicas de la población: agua, electricidad, recolección de basura, escuelas, teléfonos, calles y huecos o si a lo material hay que agregarle una suma de principios como democracia, libertad, honestidad, solidaridad, tolerancia, diálogo, respeto a la propiedad privada y, en general, a los derechos humanos, sin los cuales no seremos una sociedad viable y fuerte que no se deje, por falta de valores, encandilar por las promesas de un demagogo.



lunes, 5 de noviembre de 2012

BALANCE

Ante los resultados del 7-O hay básicamente tres posiciones repartidas entre el electorado y algunos conocidos analistas políticos. Ellas son:


1. Los entreguistas. El argumento es que no se puede competir electoralmente contra Chávez. Son demasiadas las ventajas del oficialismo y muy poco lo que la oposición puede hacer para cerrar la brecha. El candidato Capriles, pese al enorme esfuerzo reconocido por todos, equivocó la estrategia política-electoral. Quiso ganarse a un chavismo light ofreciendo las mismas prebendas que Chávez. No funcionó. El elector “dependiente” de los favores del régimen no iba a entregar lo seguro por lo dudoso. Aun aquellos, a quienes el gobierno le ha incumplido cualquier cantidad de ofertas, decidieron seguir esperando por éste antes de correr el albur de empezar con algo diferente. Además, un porcentaje muy importante del electorado ha sido convencido de que el régimen conocerá cómo y por quién voto. Eso aumenta el riesgo de votar por la oposición. Otros piensan que el sistema electoral automático está programado para que gane el oficialismo cualquier que sea el resultado real. Este grupo va a abstenerse si no lo sacamos de este error.

2. Los que buscan a los culpables. Exigen una explicación de la MUD y del Comando Venezuela ¿Dónde están las actas? ¿Cuántas mesas se quedaron sin testigo? ¿Por qué no se cuestionó con mayor fuerza el ventajismo oficial? ¿Por qué Capriles aceptó su derrota sin cuestionar el proceso? Para los de este grupo hay demasiados preguntas sin responder por los actores pese a los esfuerzos tardíos en ese sentido. Los electores dentro de este grupo exigen las cabezas de los “culpables” y un cambio drástico en la estrategia de la oposición en su enfrentamiento con el chavismo. Más agresividad y menos tolerancia con el ventajismo oficial. El problema tanto con este grupo como con el anterior es que ambos tienen interrogantes y criticas, algunas de ellas válidas. Saben razonar su posición para abstenerse de votar pero ninguno tiene propuestas concretas para no debilitar a la oposición. Además, no presentan alternativas para seguir en la pelea bajo el único escenario posible: el electoral. A menos que, y de esto no hemos nada oído, todavía, los indiferentes y los que buscan a los culpables tengan alguna estrategia políticamente inviable dentro de un sistema supuestamente democrático. Por los menos, si el sistema no lo es, la solución tiene que serlo.

3. Los que quieren pasar la página y continuar la lucha. Bajo el argumento de que aunque se perdió la elección presidencial la estrategia unitaria dio muchos votos. Hubo más testigos entrenados que nunca. No hubo diferencias entre las actas auditadas y los resultados dados por las máquinas. Si bien es cierto que Chávez ganó en casi todos los estados no es menos cierto que los candidatos regionales de la oposición son mucho mejor que los elegidos “a dedo” por el oficialismo. Además, es muy difícil que Chávez sirva de portaaviones a esa mediocridad.

Los partidarios de pasar la página no están dispuestos a entregar el país a Chávez ni a hacerse un harakiri político buscando culpables. Hay que identificar los errores y corregirlos sin personalizarlos. El concepto de la unidad es el del trabajo en equipo. Si hay algo que criticar fue la exclusión de grupos e individualidades cuyo concurso era importante. Es hora de sumar lo positivo de los diferentes grupos para diseñar una nueva política electoral que nos garantice el triunfo al menos en diez estados.

Todos a votar. Cero abstención.