lunes, 5 de noviembre de 2012

BALANCE

Ante los resultados del 7-O hay básicamente tres posiciones repartidas entre el electorado y algunos conocidos analistas políticos. Ellas son:


1. Los entreguistas. El argumento es que no se puede competir electoralmente contra Chávez. Son demasiadas las ventajas del oficialismo y muy poco lo que la oposición puede hacer para cerrar la brecha. El candidato Capriles, pese al enorme esfuerzo reconocido por todos, equivocó la estrategia política-electoral. Quiso ganarse a un chavismo light ofreciendo las mismas prebendas que Chávez. No funcionó. El elector “dependiente” de los favores del régimen no iba a entregar lo seguro por lo dudoso. Aun aquellos, a quienes el gobierno le ha incumplido cualquier cantidad de ofertas, decidieron seguir esperando por éste antes de correr el albur de empezar con algo diferente. Además, un porcentaje muy importante del electorado ha sido convencido de que el régimen conocerá cómo y por quién voto. Eso aumenta el riesgo de votar por la oposición. Otros piensan que el sistema electoral automático está programado para que gane el oficialismo cualquier que sea el resultado real. Este grupo va a abstenerse si no lo sacamos de este error.

2. Los que buscan a los culpables. Exigen una explicación de la MUD y del Comando Venezuela ¿Dónde están las actas? ¿Cuántas mesas se quedaron sin testigo? ¿Por qué no se cuestionó con mayor fuerza el ventajismo oficial? ¿Por qué Capriles aceptó su derrota sin cuestionar el proceso? Para los de este grupo hay demasiados preguntas sin responder por los actores pese a los esfuerzos tardíos en ese sentido. Los electores dentro de este grupo exigen las cabezas de los “culpables” y un cambio drástico en la estrategia de la oposición en su enfrentamiento con el chavismo. Más agresividad y menos tolerancia con el ventajismo oficial. El problema tanto con este grupo como con el anterior es que ambos tienen interrogantes y criticas, algunas de ellas válidas. Saben razonar su posición para abstenerse de votar pero ninguno tiene propuestas concretas para no debilitar a la oposición. Además, no presentan alternativas para seguir en la pelea bajo el único escenario posible: el electoral. A menos que, y de esto no hemos nada oído, todavía, los indiferentes y los que buscan a los culpables tengan alguna estrategia políticamente inviable dentro de un sistema supuestamente democrático. Por los menos, si el sistema no lo es, la solución tiene que serlo.

3. Los que quieren pasar la página y continuar la lucha. Bajo el argumento de que aunque se perdió la elección presidencial la estrategia unitaria dio muchos votos. Hubo más testigos entrenados que nunca. No hubo diferencias entre las actas auditadas y los resultados dados por las máquinas. Si bien es cierto que Chávez ganó en casi todos los estados no es menos cierto que los candidatos regionales de la oposición son mucho mejor que los elegidos “a dedo” por el oficialismo. Además, es muy difícil que Chávez sirva de portaaviones a esa mediocridad.

Los partidarios de pasar la página no están dispuestos a entregar el país a Chávez ni a hacerse un harakiri político buscando culpables. Hay que identificar los errores y corregirlos sin personalizarlos. El concepto de la unidad es el del trabajo en equipo. Si hay algo que criticar fue la exclusión de grupos e individualidades cuyo concurso era importante. Es hora de sumar lo positivo de los diferentes grupos para diseñar una nueva política electoral que nos garantice el triunfo al menos en diez estados.

Todos a votar. Cero abstención.