domingo, 26 de septiembre de 2010

PLAN NACIONAL XII

Hoy hablaremos del próximo gobierno.
En 11 entregas anteriores hemos analizado los errores del régimen y esbozado sugerencias de acciones para un próximo Plan de Gobierno en las áreas de: petróleo, empresas de Guayana, política exterior, educación, relaciones obreros patronales, salud, corrupción, derechos humanos, Fuerza Armada, economía y agricultura (Falta seguridad y reconciliación).
Algunos piensan que el mejor plan nacional es la Constitución vigente. No estoy de acuerdo. Fue escrita en un periodo que no se repetirá para una sociedad que no existe, con ofertas y objetivos incumplibles y con una filosofía estatista. Se requiere, pues, una nueva Constitución más realista, más resumida, menos pomposa y discursiva que sirva de marco conceptual moderno a nuestra próxima estructura legal y social. De la lectura de los artículos anteriores se pueden sacar, entre otras, dos conclusiones: Una, que el país que entregará Chávez estará al borde del colapso económico, con sus principales instituciones destruidas, con un sector privado acosado con poca capacidad de invertir y con el temor de que la pesadilla pueda repetirse. La otra, que las medidas que tendrá que tomar un próximo gobierno serán duras, impopulares, de alto costo político y alentarán las críticas de quienes hayan sido desplazados del poder. La situación del país para quienes no entiendan el costo inicial de la recuperación se verá peor que cuando Chávez.
Por eso, el próximo gobierno tiene que actuar como uno de transición y tomar decisiones que le parecerán antinatura a quienes gobiernen una vez recuperadas las instituciones. Debe haber un gran acuerdo entre los sectores democráticos, ya no electoral como ha sido la MUD sino para gobernar bajo un plan aceptado por todos. La derecha apoyará programas sociales típicos de la izquierda y ésta apoyará decisiones económicas de corte capitalista. De no lograrse esta unidad de esfuerzos como preludio al diseño de un país donde la disidencia y la multiplicidad de ideas garanticen el ejercicio de la libertad, el gobierno de transición estará condenado al fracaso. Un “potpourri” como el aquí descrito requerirá de un liderazgo inteligente para mantener en equilibrio fuerzas que buscarán su propio espacio. El país de la transición tiene que administrarse por un grupo de profesionales y no por un hombre. La característica más importante del próximo presidente será su capacidad de integrar a los mejores en un equipo que se mueva en una sola dirección.
Durante este período de transición se debe, además de reformar la Constitución, establecer la propiedad del subsuelo como de la Nación (todos nosotros), devolverle al país su nombre de República de Venezuela, restituir el Senado, profundizar la descentralización, resucitar el Consejo Federal de Gobierno, modificar el régimen fiscal para delegar en las regiones el cobro de algunos rubros, reducir el período presidencial a 4 años con una sola reelección inmediata o dejarlo en seis años, como ahora pero, con prohibición absoluta de reelección.
Tácito dijo que “la gratitud es una carga y la venganza un placer”. El nuevo gobierno tiene que enterrar los “placeres” de la venganza y hacer un enorme esfuerzo para reunificar de nuevo a toda la sociedad.
Por último, quien quiera que sea el próximo presidente deberá entender que sus tareas principales serán la reconciliación y la reconstrucción del país y que, de hacerlo bien, la historia se lo reconocerá. La historia sí, pero los ciudadanos del momento…probablemente no.
¡No más de lo mismo! alberto_quiros@intercon.net.ve

domingo, 19 de septiembre de 2010

¡YO TE AVISO!

“Ese pobre ya está muerto, no más no le han avisado” Canción mexicana Muchos de los detractores de Chávez le reconocen cierto interés por los pobres y los excluidos. Su gobierno les ha dado algún protagonismo y su discurso habla de inclusión, del hambre, de la pobreza y de recoger a los niños de la calle. Pero entre el discurso y lo hecho hay una brecha donde reina el más estrepitoso fracaso. No ha solucionado los problemas y ha creado su propia legión de excluidos con un lenguaje de odio (más de la mitad del país). Sin embargo, algunas almas caritativas piensan que sus intenciones siguen siendo sanas y que lo que ha fracasado ha sido la ejecución.
Tres eventos han servido para demostrar que el amor de Chávez por los pobres, los excluidos y los ciudadanos, no es más que hipocresía bien administrada. Veamos.
La pérdida de miles de toneladas de alimentos, podridos, quemados, abandonados, o donados a Cuba puso sobre el tapete, en forma por demás visible, el desamor que Chávez tiene por los pobres y por los niños con hambre. Ante la corrupción inocultable de sus más cercanos colaboradores, traficantes con el hambre del pueblo, que dejaron perecer comestibles que pudieran haber alimentado a toda una nación, su reacción ha sido la indiferencia (“eso no es grave”) o la transferencia de la culpa (“es el sector privado”) o la satisfacción (“PDVAL ha hecho un gran trabajo”). Además, no hay ni una investigación seria y cuando Pastora Medina en la Asamblea Nacional pide que se aclaren los hechos, Cilia Flores la manda a rezar (¿?) No hay pues culpables. Aquí no ha pasado nada y a otra cosa. Estimulada por el desabastecimiento y la inflación, el hambre acosa a los que menos tienen. ¿Chávez quiere a los pobres? ¡Yo te aviso! Al señor Franklin Brito le confiscaron sus tierras. Como no tenía instituciones a las cuales acudir para buscar justicia, Brito presionó mediante una huelga de hambre. ¿Qué quería Brito? solo que le devolvieran lo que era de él. No pretendía cambiar al mundo ni siquiera al país. Pedía justicia en pequeña escala. Chávez lo dejó morir. No se llame nadie a engaño. Lo dejó morir. Cuando en las manos de alguien está la posibilidad de salvar una vida y no hace nada, ha dejado morir a quien podía mantener con vida. En este caso no caben discusiones de tipo legal ni excusas tardías. Cuando te veas en el espejo sabrás, Chávez, que dejaste morir a un ser humano, por soberbio, por no dar tu brazo a torcer ¿Chávez es respetuoso de la vida humana? ¡Yo te aviso! Por último, si el caso Brito fue una muerte por la terquedad de Chávez lo sucedido con el hospital Pérez de León pudo haber resultado en un asesinato en serie. Decir en TV que no le asigna a ese centro de salud los recursos necesarios para hacerlo operativo porque está situado en un municipio donde gobierna un escuálido y además no va a enviar dinero para que se lo roben es el colmo del cinismo y de la insensibilidad. Primero, no es el dueño del dinero. Segundo, ante la corrupción galopante del régimen, Mercal, PDVSA, los bonos del Estado, etc. ¿Cómo se atreve Chávez a llamar ladrón a nadie? Tercero, todos los ciudadanos de cualquier municipio tienen derecho a los servicios de salud ¿Chávez se preocupa por la salud de la ciudadanía? ¡Yo te aviso! Sin amor por los pobres ni respeto por la vida humana y sin interés por la salud pública Chávez está desnudo ante la ciudadanía y como él es el único candidato del régimen en todos los circuitos ¿Todavía dudas por quiénes hay que votar el 26S?
¿Chávez ganará el 26S? ¿Yo te aviso!

domingo, 12 de septiembre de 2010

PLAN NACIONAL XI

Hoy hablaremos sobre agricultura.
Este régimen ha liquidado la producción agrícola nacional. Ha confiscado unidades de producción para abandonarlas después. Ha reinventado la agricultura de puertos, con altísimos niveles de importación. Veamos. Importamos 37% de la leche que consumimos. 20% de reses vivas, 55% de maíz, sorgo, soya, harina y grasas (ABA), 30% de frutas y vegetales, 85% de oleaginosas (soya, maíz amarillo, palma), 100% de trigo, cantidades variables de café y arroz, 33% de azúcar y refrescos (Informe Agudo, julio 2010). Hay falta de inversión y mantenimiento en las zonas rurales donde reina la inseguridad. Se abandonaron los sistemas de riego. Los controles de precios artificialmente bajos le han producido al productor una rentabilidad negativa. La corrupción oficial le ha restado recursos financieros a los agricultores y lo poco que se otorga se hace de manera selectiva a quienes apoyan al régimen. Por último, las confiscaciones y el deterioro de los servicios de salud, educación y vivienda han resultado en la pérdida de miles de empleos en el campo.
Ante un nuevo gobierno sugiero: Asignarle a los agricultores la propiedad de las tierras y sus bienhechurías con titularidad inobjetable. Lucha frontal contra el secuestro y la extorsión. Invertir masivamente en las zonas rurales en infraestructura, vivienda, escuelas y centros de salud. Desarrollar institutos de investigación y asistencia agropecuaria modernos. Proveer financiamiento y entrenamiento en el uso de nuevas tecnologías de siembra y recolección. Limitar la importación de alimentos a lo estrictamente necesario para cubrir el déficit de la producción nacional. Revisar los acuerdos internacionales que nos han colocado en desventaja arancelaria con respecto a otros países. Por último, aprobar una Ley Orgánica de Desarrollo Agrícola y Seguridad Alimentaria orientadora del abastecimiento y consumo alimentario de los venezolanos. Hasta aquí algunas recomendaciones de Hiram Gaviria.
Por mi parte, sugiero dejar que el mercado y la negociación establezcan precios tanto para los productos primarios como para los procesados por la agroindustria. Si se decidiera fijar algunos precios esto debería limitarse a decretar precios mínimos rentables o una banda entre mínimos y máximos dentro de la cual se movilizarían los productores y compradores. El objetivo debe ser una competencia sana y premiar al productor más eficiente.
Promover la asociación (cooperativas ¿?) de pequeños y medianos productores a fin de fortalecer su poder de negociación con la agroindustria y aumentar el valor agregado de aquellos productos que van directo al consumidor, haciendo participar al productor en el transporte, empaque, almacenaje y distribución para incrementar su ingreso y reducir el enorme margen que existe hoy entre lo que recibe el productor y el precio de venta al consumidor.
Hay que reconocer que Venezuela no es un país agrícola. Sus tierras no son las mejores y se requieren estudios que identifiquen la vocación óptima de cada región, para luego sembrar lo que pueda competir razonablemente con su equivalente importado. Ni agricultura de puertos ni producir todo mediante subsidios o cargas arancelarias. Una agricultura totalmente subsidiada aumenta los costos al consumidor lo cual no es justo. Hay pues que buscar un equilibrio entre lo que competitivamente (con apoyo oficial razonable) se puede sembrar en Venezuela y hasta exportar y lo que forzosamente debemos importar. Ya basta de ir de un extremo a otro.
¡No más de lo mismo!

domingo, 5 de septiembre de 2010

PLAN NACIONAL X

Hoy hablaremos de economía.
Este régimen ha transformado lo que ha podido ser una economía moderna en un épico fracaso. Ha establecido un control absoluto de la economía que desestimula las inversiones y no produce los efectos positivos que cierta ideología trasnochada supone. Ni el control de cambio, ni el de precios, ni las estatizaciones, arrojan algo positivo. A lo anterior hay que añadir la inseguridad jurídica que permite que los caprichos de un tirano se conviertan en actos de ley. Hay falta de transparencia en el gasto público. El Presidente en cadenas televisivas asigna, reparte y niega recursos públicos a diferentes proyectos, casi todos improvisados, salvo aquellos privados que eran rentables y ahora le causan perdidas a la nación (haciendas, Sidor, cementeras, etc) Se ha subordinado el Banco Central al ejecutivo anulando así su independencia en política monetaria. Se devaluó la moneda sin tomar medidas para contener la inflación inevitable en un país fuertemente importador, consecuencia de la destrucción del sector productor privado. Aumentó la economía informal y el desempleo. Por último, este régimen se endeudó criminalmente directa e indirectamente (PDVSA) para incrementar el gasto público y no para financiar proyectos de inversión reproductiva.
Ante un cambio de gobierno sugiero: Crear un fondo con todos los aportes del petróleo a la nación. Tomar de ese Fondo anualmente el 60% del promedio de lo recibido en los cinco años anteriores como contribución al presupuesto nacional. El 40% restante, que es de todos los venezolanos, colocarlo en inversiones seguras en el exterior y decidir si se reparte parcialmente entre los ciudadanos mayores de 18 años o se utiliza para crear fondos de pensiones y un sistema de seguridad social para todos o una combinación de lo anterior. Esto permitirá eliminar la incertidumbre del ingreso petrolero para fines de planificación presupuestaria y neutralizará el “Mal Holandés” al retirar de la economía doméstica parte importante del ingreso petrolero (modelo sugerido en parte por Luis Roberto Rodríguez). Eliminar el control de cambio y el de precios. Esto, unido a una necesaria devaluación, producirá en los primeros dos años un aumento de la inflación que debe ser neutralizada con la recuperación de la producción interna, una reducción de las importaciones y control de la liquidez. Este regreso a una economía abierta y productiva debe administrarse cuidadosamente para evitarle un elevado costo a las clases más necesitadas que, en todo caso, habrán de ser subsidiadas mediante programas temporales mientras se logran los nuevos equilibrios macro económicos (Pleno empleo. Inflación de un digito. Crecimiento no menor del 5%. Liquidez controlada) Entregar la titularidad de las tierras a quienes hoy las usufructúan a fin de permitirles no solo el uso de sus propiedades (tierras y viviendas), sino poder enajenarlas o venderlas para financiar otros proyectos. Construcción masiva de viviendas e infraestructura. Restituir la autonomía del Banco Central. Abrir la economía a las inversiones nacionales y extranjeras en todos los sectores. Eliminar la noción de empresas básicas. Establecer alianzas estables entre el capital y el trabajo (trabajadores accionistas).
Doce años de improvisación, corrupción, mala gerencia y la implantación de una ideología perversa, como lo es el comunismo, dejarán al país en un estado de postración que solo se superará con medidas inteligentes, modernas y hasta cierto punto heroicas.
¡No más de lo mismo!