domingo, 28 de octubre de 2012

¿Y SI PERDEMOS?

Un exitoso amigo empresario me enseñó que cuando hay que evaluar el hacer o no un negocio, lo importante no es determinar cuánto se puede ganar. Lo importante es cuantificar cuánto se puede perder. Esta lección me viene a la mente ante el resultado del 7-O. Me pregunto si la estrategia opositora cuantificó la magnitud de lo que significaba perder la elección y cuántas otras elecciones podría arrastrar este resultado.


No hay duda de que estábamos preparados para ganar. Había un plan de gobierno. Una perfecta unidad. Una estrategia para la transición y un plan de inversiones en proyectos prioritarios para los primeros 100 días de un nuevo gobierno. El plan que no conocemos es el que incluye las acciones a tomar de inmediato ante la derrota. Me temo que por la rapidez con la cual se aceptó ésta y la falta de crítica al proceso, en el contenido del discurso del candidato Capriles, que no había un proyecto estructurado para administrar la derrota. Prepararse para la derrota no es derrotismo, es una estrategia para ganar perdiendo al estar listos para el próximo paso.

Quedan demasiadas interrogantes por responder. Esto es particularmente crítico por la celebración de elecciones regionales a menos de dos meses. No hay que entregarle el país a Chávez.

Dentro de la estrategia de la derrota habían elementos que tenían que estar claros antes del 7-O. Entre ellos: 1. ¿En qué momento se aceptaba la derrota? ¿Antes o después de verificadas las actas? 2. ¿Qué tipo de discurso? ¿Critica al proceso? 3. Decidir el nuevo rol de Capriles ¿Gobernador? ¿Jefe de la oposición? ¿O ambas? (esto era fundamental anunciarlo de inmediato para demostrar que ya se había pensado en ello) 4. Una declaración de la MUD de optimismo hacia las futuras elecciones. 5. Otra, de los diputados de la oposición de la Asamblea Nacional, en el mismo sentido y un comunicado de apoyo de todos los candidatos a gobernadores y alcaldes.

Todo lo anterior ha podido hacerse si se hubiese planificado para la derrota. Entendemos que ante la magnitud de lo que estaba en juego y las dificultades de mantener la unidad era difícil colocar en la agenda política un ítem para administrar la derrota. Pero había que haberlo hecho. Ahora es mucho más complicado porque conocidos los resultados es difícil no iniciar la búsqueda de los culpables.

No hubo testigos suficientes en todas las mesas. No se verificaron todas las actas requeridas por la ley. El comando de campaña de Capriles no buscó la ayuda de partidos políticos de experiencia electoral como AD y COPEI. La MUD no cuestionó suficientemente al CNE y sus políticas de tolerancia con el abuso por parte del oficialismo de los recursos del Estado. No se insistió en una auditoría del REP.

En elecciones presidenciales Chávez tiene más votos y mucho ventajismo ¿cómo evitar un efecto portaviones en las próximas elecciones? A continuación algunas ideas al respecto: Asegurarse desde ya la colaboración abierta y entusiasta de todos los partidos políticos. Pedirle a Ledesma que organice una comisión multisectorial para diseñar la estrategia electoral. Concentrar esfuerzos en aquellos estados con mucho que perder políticamente de haber un cambio de gobierno regional (Zulia, Carabobo, Miranda y Táchira) y en aquellos donde se pudiera lograr un triunfo de la oposición (Anzoátegui, Monagas y Mérida) Mantener la calle abierta a manifestaciones populares masivas en todas las ciudades grandes del país. Apostar al futuro, por si se gana y por si se pierde.









lunes, 22 de octubre de 2012

LA REPETIDA (II)

En el artículo de la semana pasada nos referimos al avance hecho en las elecciones presidenciales recientes y recomendamos mantener la unidad política actual para acudir a las elecciones regionales de gobernadores y alcaldes con el optimismo que nos da la ventaja de tener candidatos infinitamente superiores a los improvisados del oficialismo. Creemos, sin embargo, que la oposición tiene que ser, ahora, mucho más agresiva en su esfuerzo de denunciar el ventajismo oficial. El acto de elegir no es sino el esfuerzo final de un proceso que se inicia mucho antes, dentro del cual el abuso en el uso de los recursos públicos y el sesgo hacia el oficialismo del CNE configuran un fraude, tan cierto como lo sería si una parte le escamoteara votos a la otra.


Hay que denunciar la composición del REP y exigir una auditoria exhaustiva. Algunos analistas políticos han cuestionado que existan más de 18 millones de venezolanos legítimamente incluidos en el REP. La composición y el total de nuestra población sugiere que los inscritos no deberían ser más de entre 13 a 15 millones. Se sospecha de una “población virtual” entre 3 y 5 millones de electores, una cifra que decide cualquier elección. Cierto o no, lo inocultable es que los ciudadanos en la oposición no tienen acceso al REP y que no pueda auditarse su composición. Lo ideal sería volver a tener la figura del fiscal de cedulación seleccionado por la oposición.

No debemos seguir silenciosos ante el peculado de uso de los recursos públicos para hacer campaña electoral por parte del oficialismo. Autobuses, partidas presupuestarias desviadas y el pecado mayor: un presupuesto paralelo sin control, resultante de una subestimación del ingreso petrolero real que no sólo pone en manos del ejecutivo una fortuna para su uso sino que le niega a las regiones lo que constitucionalmente les corresponde.

Las maquinas captahuellas no tienen otro propósito que amenazar al elector con la posibilidad de que su voto no sea secreto. El oficialismo ha tenido éxito en su objetivo. Más del 60% de los electores cree que el gobierno puede conocer por quien voto cada quien.

El resultado de la elección presidencial reciente resolvió el falso dilema de tener que escoger entre aceptar mansamente los desmanes del oficialismo avalados por el CNE bajo el argumento de que cuestionar al proceso provocará la abstención o denunciar fuertemente los abusos para darle seguridad al elector de que la oposición ha hecho todo lo posible para nivelar el ventajismo oficial.

Ha llegado el momento de reclamar con todos los hierros nuestros derechos. Llamar a las cosas por su nombre y no continuar alegando que lo que no se dice o la batalla que no se da es la mejor estrategia. La campaña de Capriles arrastró multitudes cuando cuestionó fuertemente las políticas públicas. Por eso, es de lamentar que en su discurso de aceptación de la derrota no haya incluido las críticas que el proceso merecía. En esta nueva campaña para elegir gobernadores y alcaldes no hay que callarnos. No hay que dar cuartel. No hay que pensar que apoyar a las políticas del chavismo nos va a comprar votos de los indecisos. Estos lo son, precisamente, por no estar claros sobre las diferencias entre el chavismo y algunas de nuestras ofertas. Debemos expresar nuestra posición, sin ambigüedades, ante los fracasos múltiples del gobierno. Sin banales justificaciones impresentables, por el temor de perder votos. No tengo duda alguna de que somos mayoría. No le demos a nadie la excusa para esconder lo que verdaderamente siente.

domingo, 14 de octubre de 2012

LA REPETIDA

En una tira cómica Helga, al ver a Olafo listo para salir de viaje, lo increpa: “Ya saqueaste a Londres, visitaste a Paris y comiste en Madrid ¿Qué más quieres? “A lo que Olafo responde: “La repetida” Al igual que Olafo debemos prepararnos para el próximo viaje: las elecciones para gobernadores en diciembre y para alcaldes el año que viene.


Esta lucha es de largo aliento y sin reposo. En las elecciones presidenciales, en palabras del sabio Pompeyo Márquez, iremos de derrota en derrota hasta la victoria final. Que no quede duda alguna. Así será en la próxima elección presidencial. Tenemos unidad de propósito. Tenemos un candidato de lujo que ha sabido ganar con elegancia y ahora supo perder con dignidad. Pero no se perdió el esfuerzo. Las visitas casa a casa y pueblo a pueblo dejaron huellas imborrables. Ya el oficialismo no tiene el monopolio de los excluidos. Capriles supo llegarle al alma de los pobres sin alienar ni descuidar a la clase media. Allí está el secreto del éxito. La oposición no es un sector aislado, está en todo el país y el año que viene (2013), cuando colapse la economía nacional, los hasta hoy encandilados por las luces falsas de las ofertas chavistas despertarán a la realidad y mirarán con nostalgia a la oportunidad perdida.

Todo gobierno tiene su ritmo y su tiempo final. El del régimen actual está anunciado y aunque algunos hubiésemos querido un resultado distinto quizás al chavismo le faltaba tiempo, como a los frutos maduros, para caerse de la mata. Vemos con gran optimismo el futuro de la oposición y con gran preocupación el futuro inmediato del país. El año que viene coincidirán un cumulo de negatividades económicas y financieras. Habrá un déficit importante de caja que reducirá la habilidad del gobierno para continuar con sus programas de dadivas improductivas. Habrá desabastecimiento de comestibles y medicinas y la inseguridad tendrá un repunte agudo. Habrá protestas a granel y presiones gremiales para recibir ajustes salariales y firmas de contratos colectivos. Más pronto que tarde se presentará un estado de ingobernabilidad que Chávez será incapaz de superar.

Las presiones externas y su estado de salud conspirarán para que el Presidente llegue cansado y sin fuerza a una próxima elección. Visto objetivamente al chavismo le queda un máximo de seis años y probablemente menos. Lo que la oposición debe hacer ahora es no desesperarse. No frustrarse. No empezar a buscar culpables donde no los hay. No disminuirle la aureola de líder a Capriles y mantener la presencia en la calle. Hay que ganar las gobernaciones más importantes del país primero y luego las alcaldías. Eso lo tenemos al alcance de la mano mediante un pequeño esfuerzo que conserve la unidad. Por el apoyo de los candidatos ya seleccionados en las primarias para estas posiciones. Por el método de la selección y la campaña que ya hicieron muchos de ellos apoyando a Capriles, tenemos una ventaja grande sobre los candidatos del oficialismo, cansados y fracasados la mayoría de ellos. No hay que mirar atrás. Pensemos en los más de seis millones de apoyos que acabamos de obtener. Montados en esos números y con los liderazgos regionales que tenemos vamos a barrer en los grandes estados del país. Todo lo cual nos pondrá en una posición ideal para librar una fuerte oposición hasta el día de la gran victoria que está a la vuelta de la esquina. Hay que convencernos de que el 07 de octubre no fue una derrota más. Fue la última derrota y hay que trabajar desde hoy para que así sea.

martes, 2 de octubre de 2012

LA GRAN FARSA

I. El jueves 27 de los corrientes se bautizó en la sede de El Nacional el libro: “La gran farsa. Balance de gobierno de Hugo Chávez Frías 1998-2012” Me tocó la responsabilidad de recopilar sus 22 ensayos sobre los aspectos más importantes del país. El libro es el resultado de un proyecto de la Mesa de Reflexión Democrática.


II. Los capítulos del libro son los siguientes con sus respectivos autores: La revolución, la contrarevolucionaria, Antonio Sánchez. Las farsas agrícolas del régimen de Chávez, Javier Rodríguez. Ecocidio y fraude a la constitución. La gestión ambiental del gobierno del Presidente Hugo Chávez, Alexander Luzardo. Sin ciencia, tecnología e innovación, no hay desarrollo. Carlos Genatios y Marianela La Fuente. Impostura tropical: comunicación y democracia en el socialismo del siglo XXI, Oscar Lucien. La gran farsa del “Poder popular”, Adriana Vigilanza García. Hugo Chávez: la farsa de la honestidad, Gustavo Coronel. La farsa constitucional, Gustavo Tarre Briceño. Las mentiras de Chávez y el deporte, Víctor José López. Doce años de violaciones de los derechos humanos, Carlos Armando Figueredo. La gran farsa en derechos humanos, Marcos Tulio Bruni Celli. La economía de Hugo Chávez, José Guerra. Una educación para el control ideológico político, Leonardo Carvajal. Asalto a la voluntad popular, Alfredo Weil. Guayana: Ninguna obra industrial nueva: mucha ruina, Damian Pratt. La gran farsa internacional, Adolfo Salgueiro, Fernando Gerbasi. Llamado a defender no defiende, Rafael Huizi Clavier. PDVSA: la farsa inocultable, Alberto Quirós Corradi, Eddie Ramírez. El gran fraude en el sistema de salud durante el régimen chavista, José Feliz Oletta. Inseguridad: ¿Incompetencia, indiferencia, conveniencia o complicidad?, Marcos Tarre. La farsa sindical de un gobierno autocalificado como defensor de los trabajadores, Froilán Barrios. La farsa de las telecomunicaciones, Héctor Garcés.

III. A continuación un resumen de las palabras que escribí a manera de presentación:

Farsa: “Compañía de farsantes”. “Enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar”.

Diccionario de la Real Academia Española.

Las caracterizaciones de la farsa son indispensables para la comprensión de la actual tragedia nacional. En sus narraciones encontraremos un balance difícil, entre el rigor académico de la investigación y la soltura de un comentario no exento de humor.

El hilo conductor que le da coherencia a los diferentes capítulos es la noción de farsa presente en las ofertas, las definiciones y hasta la ideología, que no lo es, utilizada por Chávez para crear un país artificial de proyectos inconclusos. Una imaginería que actúa como el opio de los pueblos, que pretende hacer ver lo que no existe, disfrutar con lo que no se tiene y soñar con lo que no vendrá.

El antídoto contra lo anterior es un estímulo lo suficientemente fuerte para despertar la conciencia colectiva y sacudir el letargo que produce la espera constante.

Este libro pretende ser ese estímulo. Contiene en sus diversos enfoques y estilos información abundante y necesaria para que quienes lo lean, ciudadanos todos, sufran el discurso de Chávez como lo que es: un conjunto de mentiras y vaguedades que suman una gran farsa que tiene como único propósito adormecer a la población para someterla al capricho de un tirano.

Léanse todos los capítulos. No se van a arrepentir.









CARADURAS

El caso Caldera ha servido para poner al descubierto el fariseismo y el caradurismo de los parlamentarios del régimen, miembros de una Asamblea que de manera constante se ha negado a discutir groseros actos de corrupción que se han quedado sin una investigación seria. Algunos ejemplos: los alimentos podridos ¿quiénes los compraron ya vencidos? ¿Quiénes los dejaron podrir si algunos estaban en buenas condiciones? ¿Cuánto costaron? ¿Dónde están las facturas? En este caso hay una larga cadena de cómplices desde quienes pusieron las órdenes de compra, quienes recibieron las mercancías en los puertos y los que la almacenaron y las dejaron podrir. El caso de la gabarra de PDVSA adquirida por el doble de su costo a través de una empresa creada expresamente con el propósito de poder cargarle el sobreprecio. Los taladros chinos adquiridos sin licitación y a sobreprecio. El maletín de Antonini que se sospecha, con fundamento, que provenía de PDVSA. Los dineros del fondo de jubilación tomados con autorización de la junta directiva de PDVSA para ser invertidos con un estafador confeso. El caso Amuay que debería servir para descubrir el secreto a voces de las mil millonarias comisiones repartidas por los seguros y reasaeguros de PDVSA. Las múltiples denuncias en la fiscalía sobre corrupción y mala administración de los dineros públicos en varias gobernaciones y alcaldías. Los sobreprecios en prácticamente todos los proyectos iniciados por este gobierno. Al oír algunas de las intervenciones de los diputados oficialistas sobre la actuación del diputado Caldera parecía que hablaba un coro de arcángeles ofendidos porque un político había recibido una contribución para su campaña a la alcaldía. Sorprende esta indignación en boca de quienes utilizan groseramente los bienes públicos para hacer campaña electoral, presionan y obligan a los empleados del estado a acudir a sus actos. Le han entrado a sangre y fuego al erario público y muchos de ellos exhiben un nivel de vida no explicable por los ingresos asociados a sus profesiones y actividades.


Un diputado en su intervención mencionó que la oposición recibía contribuciones del exterior (del imperio). ¿Será que se le olvidó el millón de dólares que Chávez recibió de un banco español? Es verdaderamente patético presenciar a los representantes del gobierno más corrupto que ha conocido el país rasgarse las vestiduras ante la acción del diputado Caldera que, horror de horrores, aceptó una contribución en efectivo de un empresario.

A Caldera se le debe condenar por pendejo. Por dejarse grabar. Por no escoger mejor la fuente de su financiamiento y por estar, al parecer, dispuesto a servir de intermediario para poner en contacto al candidato Capriles con su benefactor. Tampoco eso es un pecado pero coquetea demasiado cerca con el tráfico de influencia y creo que eso fue lo que molestó más a Capriles y lo obligó a actuar como lo hizo.

En una reunión entre sectores de la vida nacional se criticó la falta de apoyo de algunos empresarios a la campaña de la oposición que se veía en minusvalía ante los enormes recursos del régimen. No se llamé nadie a engaño. Las contribuciones a campañas políticas son normales. En el caso Caldera lo más criticable fue el montaje y la utilización de una conversación privada con fines políticos. Ese fue el verdadero delito. Eso e intentar enterrar con Caldera la denuncia del magistrado Aponte Aponte que resultó en una sentencia injusta de 30 años a cinco ciudadanos inocentes. Pero “eso” no se discutió en la Asamblea Nacional.