domingo, 2 de noviembre de 2008

¿UN BARRIL A $7?

La irresponsabilidad verbal del Presidente no tiene límites. Durante las últimas semanas ha desatado una serie de comentarios que llaman la atención por el contraste evidente entre el mensaje y la realidad. Se supone que cuando el presidente critica, ofrece o sermonea es porque puede exhibir ejemplos positivos ante lo que critica, tiene algo concreto que ofrecer y sus sermones contienen un mensaje ético impecable. Todo lo contrario. Sus condenas a la corrupción y al consumismo contrastan con el estilo de vida de su familia en Barinas. Sus ofertas de construir escuelas donde no las hay, carreteras donde hay trochas y servicio eléctrico en rincones oscuros del país se estrellan contra diez años de promesas incumplidas, sepultadas entre $820 mil millones que recibió el país en ese lapso (más que los $750 mil millones que el gobierno de EEUU ha dispuesto para superar la crisis económica de su país). En cuanto a los sermones sobre lo humano y lo divino son y serán palabra muerta mientras no fustiguen a casos como el “maletín argentino”, no exijan justicia ante actos criminales como el asesinato de Anderson y no demuestren genuina preocupación ante la muerte de miles de ciudadanos victimas de un hamponato desatado.
El Presidente cree que puede dictar el contenido de la preocupación nacional. Y tiene razones históricas para creerlo. Por años sus programas dominicales coparon las agendas de los venezolanos. Por eso, los verdaderos problemas no se han discutido formalmente durante su gestión. Las fallas de los servicios son respondidas por solicitudes de aplausos para quienes son responsables del desastre. Los que fracasaron en este gobierno son nuestros embajadores en el exterior. Los ataques a los candidatos de la oposición son un error de juicio y no, como piensan algunos, una estrategia inteligente.
Pero lo peor de todo son las mentiras que a diario tenemos que oír en boca presidencial sobre planes futuros, inauguraciones, acuerdos internacionales. ¿Cuántas veces se ha anunciado la nueva planta de tubos y la nueva acería en Guayana? ¿Las cuatro nuevas refinerías de PDVSA? Por no mencionar a ingenios azucareros, plantas de alimentos concentrados, Eje Orinoco-Apure, parques recreativos, universidad en Miraflores, etcétera? Pero la mentira recurrente mayor es la producción petrolera. Por varios años el Ministerio de Energía y Petróleo y PDVSA han declarado que la producción nacional es 3.3 millones de barriles diarios (b/d). En el presupuesto 2009 se estima ahora en 3.6 millones b/d. Venezuela acaba de aprobar en la OPEP una reducción de 129.000 b/d de su producción estimada en 2.470.000 b/d. Cifra colocada por la OPEP en un cuadro de producción para septiembre dentro de un total para la Organización de 28.8 millones b/d. Ahora bien, si Venezuela produce 3.3 millones b/d, estará produciendo 1.83 millones b/d por encima de lo acordado en la OPEP y ésta no produciría 28.8 millones b/d sino 30.6 millones b/d. El régimen no puede salir airoso de esta situación. O le miente a la OPEP. O le miente al pueblo venezolano. En el presupuesto 2009 se estima una exportación de 2.900.000 b/d a $60 por barril. Puede ser que el precio sea aproximado. Pero el volumen está groseramente sobrestimado y, por lo tanto, Venezuela no recibirá el ingreso petrolero presupuestado. Veremos cómo se esconde esa realidad. Además, bajo este régimen con menos de $80-90 por barril y los volúmenes reales de exportación, el país no es viable.
El Presidente ha dicho que a $7 por barril la revolución se fortalecería… Será la próxima, porque esta no tendría vida.