Por mucho tiempo publiqué mis
predicciones para el año próximo donde analizaba lo que sucedería en varios
sectores del país. La crisis por la que atraviesa Venezuela me obliga a retomar
el tema para anticipar lo qué sucederá en el 2015.
Economía. Todos coinciden en que será
un año de alta inflación, desabastecimiento, escasez de divisas, bajos precios
del petróleo, corrupción, gerencia pública deficiente, baja productividad,
desempleo creciente, aumento del sector informal, más pobreza, clase media
castigada, etc. Sobre esto los economistas serios, puntos más, puntos menos, están
de acuerdo. Muy pocos creen que el régimen tomará las medidas necesarias para
enfrentar el desastre económico y aunque lo hiciera y procediera
inteligentemente a desmontar los controles de precios y de cambios, unificar el
dólar, reducir el gasto público, dejar de imprimir dinero inorgánico, acabar
con la corrupción y el contrabando, el 2015 será un año muy difícil de
administrar. Hágase lo que se haga la inflación será alta y habrá
desabastecimiento por la sencilla razón de que el país no podrá, en un año, aumentar,
adecuadamente, la generación de bienes de consumo ni la productividad, ya que
no habrán divisas para importar lo suficiente para inundar el mercado y hacer
que la oferta sea superior a la demanda. Además, habrá que devaluar bajo
cualquier escenario. El dólar a 6,30 BF, ya es un chiste malo. Lo trágico del
2015 es que no importa lo que el régimen haga, afectará negativamente a todos
los ciudadanos: a los pobres, la clase media, los empresarios, los
trabajadores, los informales, los desempleados, los pensionados y jubilados,
los niños y adolescentes. Las consecuencias de las medidas que tome el gobierno
se verá en el 2016 cuando podría empezar la recuperación económica del país, de
haberse tomado las medidas correctas en el 2015 y resistir sus negativos
efectos.
Política. La gran pregunta es si el
régimen aguantará el 2015, que independientemente de lo que haga será, en
términos sociales, inmanejable. Y que nadie se alegre por los problemas que
tendrá que enfrentar el gobierno. Son los mismos que le dificultará gobernar a
cualquiera que se siente en Miraflores. Los corruptos e ineptos de hoy nos han
llevado a una situación bajo la cual no hay recuperación posible sin pasar
antes por peores momentos donde los ajustes del gasto público que habrá que
realizar, por mucho empeño que se ponga, afectará a todos, en especial a los
que menos tienen y a la clase media baja. Todo lo anterior apunta a que en el
2015 habrá un cambio político en Venezuela que, probablemente, será provocado
por algún sector del mismo régimen. Maduro, como ya hemos observado, no tiene
la menor posibilidad de un 2015 exitoso. ¿El sector político, la ciudadanía y la
Fuerza Armada, le concederá otro año de aparente fracaso? Por donde se le mire
suenan truenos inconstitucionales.
Inseguridad. El crimen mayor de este
régimen ha sido corromper a la sociedad, no solo en el latrocinio, sino, peor
aún, en la destrucción de valores. La vida no vale nada, se mata por un par de
zapatos y a veces por el aparente gusto de terminar una vida. Se irrespeta y se
hace burla del talento y del conocimiento. Se acusa y se descalifica al
ciudadano sin pruebas y luego se encarcela. Como los líderes oficialistas son
visiblemente corruptos, el mal ejemplo los ha convertido en una sociedad de
pillos. Ese desbalance moral y ético será lo más difícil de rescatar. El
dinero, por los precios del petróleo y por nuevas inversiones, podrá
reconstruir la planta física del país, pero ¿cómo hacer para que el ciudadano
prefiera el trabajo a la dádiva, el ingreso honesto a la corrupción, el respeto
a la idea de otros? Entender que el funcionario público es un servidor de los
ciudadanos, en otras palabras, el mandatario no es mandante y que la vida y la
libertad son más fuertes que cualquier poder.
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