Se acaba de constituir la “Mesa de Unidad” con la concurrencia de varios partidos y organizaciones políticas y civiles. Lo primero que los “nuestros” se apresuraron a afirmar fue que la “Mesa no era la Coordinadora Democrática” mientras los “otros” la calificaron de una “mala caricatura” de la misma. En ambos casos la conclusión es que la Coordinadora fue un fracaso y que nadie quiere emularla. No es cierto. Esta crítica constante de lo que en su momento fue casi un milagro político no es sino un episodio más de la nefasta costumbre de la oposición de coincidir con el régimen en descalificar a sus individualidades, instituciones y acciones. El pecado de la Coordinadora fue desbandarse a raíz de haber perdido el Referendo Revocatorio, lo cual impidió que se cuestionara inteligentemente sus resultados, por la falta de cumplimiento de parte del CNE de las condiciones acordadas (lo que era fácil de comprobar), en lugar de cantar fraude (lo cual, como se demostró, era imposible de comprobar). Además, de haber continuado la Coordinadora, con algunos ajustes a su estructura y funcionamiento, la unidad se hubiese logrado fácilmente dado que su sola existencia era, de por si, un acuerdo unitario.
La nueva “Mesa de Unidad” tiene ahora la responsabilidad de no repetir el error de la Coordinadora: el carácter asambleísta que, poco a poco, desarrolló. Demasiadas personas e instituciones debatiendo a diario algunas decisiones que requerían acciones inmediatas.
Vale la pena recordar para que se usan las Asambleas:
– Para decidir sobre una o varias opciones, previamente digeridas en pequeños comités y presentadas con sus pros y sus contras (lo ideal).
- Para demostrar que la decisión que se ha tomado ha sido considerada, ponderada y aprobada por una multitud (prueba de participación).
– Para satisfacer los egos de los presentes que pretenden, ante los otros asistentes, demostrar que son tan importantes como el que más (la nivelación imposible).
- Para evadir la discusión de lo ineludible, mientras todos se deleitan en el análisis de lo intrascendente (efecto Houdini).
- Para sustentar la noción de que cualquier intento de crear un cuerpo más pequeño y ágil, es un atentado contra el derecho individual de expresarse (una fórmula para no hacer nada).
Por último, es importante señalar que el asambleismo a ultranza (el “derecho” de “todos” a participar siempre en “todo”) es menos eficiente como mecanismo de decisión en la medida que los tiempos para reaccionar sean más urgentes.
Estamos en emergencia, el régimen es cada vez más autoritario. Si no entendemos eso estamos condenados a que se convierta en realidad el peor escenario: la represión y la violencia.
Dicho lo anterior, la recomendación de la Mesa de Reflexión Democrática es que se creen dos niveles en la "Mesa de Unidad": la “Asamblea (ahora sí) de Defensa de la Democracia” que incorporaría a todas las organizaciones que así lo desearan. Allí se discutirían, con tiempo, las políticas básicas de un nuevo gobierno. Como brazo operativo habría un Comité Ejecutivo (algo como la “Mesa” actual) de 8 a 10 personas, algunas de las cuales podrían rotarse entre los asambleístas, que se encargaría de poner en acción las sugerencias de la Asamblea y tomar sobre la marcha las decisiones que ameritaran pronta ejecución. (Contaría con la asesoría de grupos sectoriales profesionales en los cuales también participarían algunos asambleístas) Así no habría exclusiones antipáticas y se contaría con un instrumento capaz de tomar decisiones rápidas.
¡Suerte!
alberto_quiros@intercon.net.ve