domingo, 6 de septiembre de 2009

NUEVO OCASO PARTIDISTA

Aníbal Romero ha escrito un artículo que no tiene desperdicio cuya lectura recomiendo ampliamente (“Atado a un cadáver”. El Nacional. 02-09-09).
No desglosaré el artículo mencionado pero si intentaré derivar de ese escrito algunas conclusiones. Romero afirma que la ideología es un fardo tan pesado que el régimen no puede sacudírselo. Esto conduce a que el país enfrente un peligro distinto. En otras palabras, este régimen no se parece a nuestros gobiernos anteriores y, por eso, la estrategia para combatirlo no puede limitarse a las características de la lucha política que emprenderíamos ante un gobierno democrático. No son suficientes los instrumentos básicos que utiliza la democracia para cambiar gobiernos. Peor aún, pudieran ser inefectivos. En efecto, aunque debemos prepararnos para batallas electorales tenemos que tener un plan B y ese no es otro que mantener el control de la calle y la desobediencia civil, si nos escamotean un triunfo electoral o si el régimen actúa, como ya lo ha hecho, como un triunfador aún perdiendo elecciones o si mediante maniobras que pretenden ser legales suspendieran los próximos comicios.
Como el régimen es “distinto” la oposición tiene que organizarse de manera diferente a la tradicional. Ya no sirve una oposición sólo de partidos.
Pero hay algo tan importante como lo anterior y es que los partidos tienen que ganarse la confianza popular para poder crecer. No hay duda que nuestros partidos políticos están disminuidos. Se habían recuperado algo pero su conducta reciente indica que pese a todo lo que les ha sucedido no han aprendido la lección. Los partidos crearon una Mesa Unitaria lo cual fue un paso en la dirección correcta y acto seguido procedieron a crear Mesas “técnicas” formadas en su mayoría por miembros de los partidos mediante una estrategia de reparto, perdiendo así una dorada oportunidad de incorporar a las mismas representantes de la sociedad civil, no como asesores sino con todos los derechos de los miembros de partido. Grave error. Los partidos no pueden marginar ni a las individualidades ni a las instituciones que viven fuera de su seno. La sociedad civil ha creado agrupaciones sólidas que no están dispuestas a tolerar que una minoría partidista actúe como si no respetara su valor. Por otra parte, y es muy critico, los partidos políticos se han comportado erráticamente en los últimos meses en cuanto a su estructura y cohesión. Recordemos solamente que en Primero Justicia abundan los rumores sobre una nueva escisión. Un Nuevo Tiempo expulsó a Leopoldo López y sin duda éste se llevará algo de su militancia. En COPEI hay una guerra interna de la cual nos hemos enterado por un comunicado de su tolda. En Acción Democrática la procesión anda por dentro y algunos de sus líderes han cuestionado la forma y los resultados de sus últimas elecciones internas. De manera que los cuatro partidos principales del país tienen problemas conocidos públicamente. La pregunta que deberá hacerse su liderazgo es si con fracciones antagónicas dentro de su seno serán capaces de participar en un movimiento unitario que tome en cuenta que en la Venezuela de hoy hay otros líderes. Parece difícil poner la casa en orden y abrirse a la sociedad civil. Pero hay que hacerlo.
Confieso que me ha costado escribir este artículo por ser un defensor de los partidos políticos. Pero creo que hay que dar una campanada de alerta para que la oposición partidista se mire en su propio espejo y diga honestamente si con sus conductas recientes se puede derrotar al régimen.
Yo creo que no.