La militarización del 19 de abril, fecha estrictamente civil, y los discursos del Presidente de la república, del General que inició el acto del día y el guión que leyó el presentador de los diferentes espectáculos no pueden dejar duda: el régimen camina aceleradamente hacia la cubanización de Venezuela.
Por eso la oposición tiene que moverse en dos escenarios: Uno (A), que podemos titular “Normalidad Democrática”, en el cual se celebran las elecciones parlamentarias y se respetan sus resultados. El otro (B), es el de “Golpe a la Democracia”. Se suspenden las elecciones o se desconocen sus resultados o, aún recociéndolos, se manipula de manera de quitarle a la Asamblea Nacional la gran mayoría de sus atribuciones (remember la Alcaldía Metropolitana) para asignárselas a otras “asambleas” de rango comunal. Para luchar bajo el escenario A hay que tener una oferta llamativa y creíble que sustituya, en las expectativas populares, las fallidas ofertas de Chávez. Para ello hay que desarrollar varias de las ofertas contenidas en el documento de la Mesa de Unidad Democrática, que comentamos el domingo pasado.
Algunos ejemplos. “Punto 5: Promover una amnistía para liberar a todos los que permanecen detenidos por razones políticas (repetir y repetir) Punto 12: Revertir todas las leyes, reglamentos y disposiciones que han centralizado o menoscabado competencias de los estados y municipios (esto hay que trasmitírselos directamente a los gobernadores y alcaldes del chavismo). Punto 23: Implementar un plan integral del sistema penitenciario…mantener un trato digno y humano de los procesados (Esto es crucial no sólo para los presos sino para los que pueden caer de bando y bando) Punto 30: Conformar una gran alianza de los sectores públicos y privados para la creación de millones de empleos de calidad (hay más de un millón de desempleados y millones sub-empleados) Punto 42: Estimular la democratización del capital en las empresas públicas y privadas venezolanas (de hacer esto crearíamos el mercado de capitales más grande de América Latina y una fuente de ahorro para los venezolanos. No sólo eso sino que rescataríamos el concepto de lo privado. Privado somos todos los ciudadanos. El error es considerar que lo único “nacional” es lo que pertenece al Estado. Este no es dueño de nada. Los bienes públicos son de la Nación (todos nosotros). La mala palabra es “estatismo” y así hay que hacérselo saber a todos). Punto 58: Aprobar una ley de desarme y control de armas por parte del Estado… (Imprescindible para recuperar la seguridad ciudadana). Punto 64: en menos de 15 años toda una generación alcanza el bachillerato (Bien). Punto 69: Aprobar un seguro público de salud de cobertura amplia y universal (esto con la oferta de un sistema de pensiones, seguro de desempleo y construcción de viviendas consolidaría una oferta integral de un sistema de seguridad social amplio y solidario)
Lo importante de estas ofertas es que no pueden parecer como “más de lo mismo”, tienen que redactarse con audacia. Por ejemplo, en el punto 83, sobre el otorgamiento de la propiedad de la tierra a sus pisatarios tanto rurales como urbanos, hay que establecer un compromiso inequívoco, para que la propiedad de la tierra y los bienes sobre ella, se conviertan en un instrumento financiero para incluir a los beneficiarios en la economía moderna.
Sobre el escenario B, lo único a decir es que, de hacerse presente, cambiaría las reglas de juego y la oposición tendría que decidir si continuar bajo el esquema democrático o buscar otros caminos.
alberto_quiros@intercon.net.ve
domingo, 25 de abril de 2010
domingo, 18 de abril de 2010
100 PROPUESTAS
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha preparado un documento “La decisión es tuya, una nueva Venezuela posible”, que contiene una Introducción, Secciones sobre Valores y Principios, Principios Constitucionales Básicos y una Propuesta Programática que consta de cinco capítulos:
I. Reconciliar al país y fortalecer la institucionalidad democrática.
II. Vigorizar y remozar el poder público.
III. Construir una sociedad productiva y de progreso.
IV. Mejorar la calidad de vida de todos los venezolanos.
V. Proyectar y promover confianza, respeto y prosperidad en el mundo.
Estos cinco capítulos contienen 100 proposiciones que han sido aprobadas por las 16 organizaciones políticas que conforman la MUD. Que partidos políticos de ideología tan disímil como lo son Primera Justicia y Bandera Roja, hayan podido acordarse para producir este documento es casi una proeza intelectual. Pero, hay más, mucho más. Al lado de objetivos (punto 48): “Garantizar la continuidad y la más alta calidad de las políticas y programas sociales…” (Socialismo del bueno) se lee (Punto 33): “Asegurar los derechos constitucionales de la propiedad privada y la libertad económica…, así como proteger y desarrollar la libre iniciativa privada y el acceso de los ciudadanos a bienes y servicios de calidad” (Capitalismo puro). En resumen el documento se pasea por todas las promesas hechas y no cumplidas y, en algunos casos, las reformula para adecuarlas al tiempo actual.
Quisiera hacer algunas recomendaciones a la MUD sobre el documento, producto de una reunión de la Mesa de Reflexión Democrática para discutir su contenido.
Creemos que: a. La introducción pudiera ser algo más agresiva en su condena a las actuaciones del régimen. b. Sería conveniente redactar un resumen de unas 10 recomendaciones novedosas y presentar como anexo el documento completo. c. Incluir ofertas que rompan con ciertos paradigmas y evitar repetir conceptos obsoletos. Dos ejemplos: el punto 32 dice:”Hay que despetrolizar las políticas públicas…contribuir a la diversificación de la economía…” Esto es muy trajinado. El nuevo paradigma debe ser el de acercar la industria petrolera al ciudadano y permitir que reciban directamente parte de sus ganancias. Esto supone establecer la propiedad de la nación (los ciudadanos) sobre el subsuelo y crear un sistema político donde el Estado actúe únicamente por autorización expresa del ciudadano y no al revés como ahora: el Estado se cree propietario de los bienes nacionales y definidor de lo que le conviene a la población. Otro ejemplo es el punto 45: “Adecuar las políticas con respecto a las empresas básicas…” ¿Hasta cuándo mantendremos el nocivo concepto de las empresas básicas? “Eso” es una excusa del Estado para monopolizar bienes productivos que deberían estar abiertos a todos los ciudadanos. En los países modernos este concepto ha sido erradicado y nosotros debemos hacer otro tanto. d. El documento debería cuantificar algunas ofertas. En el punto 51 se habla de: “eliminar la pobreza critica” ¿Porqué no ponemos una fecha, por ejemplo, en 10 años? Casi todas las ofertas de esa sección pueden tener fecha para su implantación.
Por último, lo más importante, no podemos darnos el lujo, que una vez publicado el documento, algunos de la oposición cuestionen lo que ya aprobaron.
El documento tiene un valor simbólico. Es la demostración más clara de la unidad de propósito de la MUD. Es una prueba concreta de que la dirección política de la oposición está pensando en un país post 26-11-10 y post 2012.
¡Felicitaciones!
domingo, 11 de abril de 2010
ESTIRA Y ENCOGE
En una de sus interminables peroratas dominicales el Presidente Chávez confesó, como una gracia, que el había provocado a la industria petrolera para que se sumara al paro general en pleno desarrollo. Recordarán los lectores que el detonante que movilizó a los trabajadores petroleros fue una inesperada agresión (planificada por Chávez, por propia admisión) de la Guardia Nacional contra una pequeña manifestación ante el edificio de la antigua Maraven en Chuao. Esa fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los petroleros. Lo que siguió, incluyendo el despido de 20.000 trabajadores, es historia conocida. Chávez explicó el porqué de lo hecho: “Esto fue para eliminar a los saboteadores, enemigos de la revolución y para someter a PDVSA al Poder Ejecutivo”. No lo dijo exactamente con esas palabras pero así lo dio a entender. Luego vinieron las promesas de una mejor PDVSA. Su mentirosa identificación con las necesidades del pueblo, convertida en la caja chica del gobierno. Como la propaganda oficial presenta a una PDVSA responsable de un supuesto bienestar ciudadano, la apuesta del gobierno es que la mayoría se olvidará del crimen cometido con 20.000 personas, de la destrucción de la empresa y hasta agradecerá el nuevo enfoque.
En las autocracias se corre el peligro de que la ciudadanía se acostumbre a los excesos del régimen. Peor aún, a la perdida progresiva de su calidad de vida. Pero este acostumbrarse no sucede de golpe, es parte de un proceso de estira y encoge que consiste en imponer pesadas cargas a los ciudadanos y cometer todo tipo de violaciones de los derechos humanos. Luego se reduce la presión o se hacen ciertos gestos que se interpretarán como un cambio de dirección de algunas políticas que atentan contra libertades como la personal y la de expresión. Algunos ejemplos: se cierra RCTV, pero se “permite” a Globovisión que continúe al aire. Comentario popular: “la vaina no es tan grave”. La actual crisis eléctrica, responsabilidad total del régimen, pudiera resultar que en algunas ciudades como Puerto La Cruz, en vez de cortar el servicio por 6 horas al día, se restrinja a sólo 4 horas. El comentario popular: “la cosa ha mejorado”. Se encarcela a Oswaldo Álvarez Paz y se trasladan a los comisarios, sin avisarle a sus abogados, a una encerrona judicial para, cuanto antes, dictarles sentencia firme. Pero se le concede libertad condicional a Richard Blanco. Comentario popular: “menos mal que el gobierno dio marcha atrás”.
Hay otros ejemplos, sin embargo, ninguno de estos “gestos” del régimen representan un cambio de conducta. Por el contrario, es la anestesia aplicada después de efectuada la intervención quirúrgica, en vivo y con dolor.
Ni porque Globovisión continúe abierta. Ni porque en Caracas no haya, todavía, restricción grave del suministro eléctrico. Ni porque Richard Blanco esté en libertad, nada de eso nos debe hacer cambiar nuestra correcta visión de un régimen represivo, corrupto e ineficiente que lo único que puede exhibir como presuntos logros son algunos correctivos de casos que no han debido suceder. Me alegro que Richard Blanco esté en libertad aunque con injustas restricciones, pero lo que no podemos olvidar es que nunca ha debido estar preso, como tampoco lo deben estar los otros detenidos por razones políticas.
No nos acostumbremos a la perdida progresiva de nuestras libertades y calidad de vida por la estrategia de estira y encoge del régimen. Lo que hay que entender es que la “revolución” siempre encoge más de lo que estira.
domingo, 4 de abril de 2010
PETROLEO
El modelo, aún vigente, para la distribución del ingreso petrolero entre los ciudadanos ya había colapsado cuando el actual Presidente de la república se abrogó el derecho de intervenir personalmente en la operación de PDVSA. Chávez dijo: “como es posible que en la antigua PDVSA yo no podía despedir a nadie”. En efecto, así era porque así es como debe ser. La empresa tiene sus normas, sus procedimientos, sus premios y sus castigos. El presidente no puede despedir trabajadores.
Para cambiar al modelo hay que establecer inequívocamente que el subsuelo pertenece a la Nación (todos nosotros) y no al Estado (la representación política y jurídica de la Nación). El día que la Constitución consagre este principio, el petróleo, por primera vez desde su descubrimiento, será de verdad de todos.
Pero esto conlleva un cambio de paradigma. Nuestra historia es de autocracias. Desde Bolívar, pasando por la Guerra Federal con Zamora. Guzmán Blanco. La revolución de Castro-Gómez. López Contreras que comenzó la transición hacia la democracia aunque conservó el poder casi absoluto de la presidencia. Medina sigue la ruta hacia la democracia pero sin dar el último paso: la elección directa y secreta del Presidente de la República. Seguidamente la revolución de octubre de 1945 da un salto cuántico hacia la democratización de la sociedad pero el poder ejecutivo, de hecho, mantiene su poder, en mayor o menor grado, sobre los otros poderes del Estado. Luego viene la dictadura de Pérez Jiménez y después presidentes como Betancourt, Caldera y CAP fueron líderes fuertes y hasta autocráticos que mantuvieron la preeminencia del poder ejecutivo. Pero, aún bajo presidentes menos caudillescos como Leoní, Herrera Campins, Lusinchi y Velásquez, el verdadero poder se mantuvo en cabeza del Presidente.
En lo distributivo no se ha cambiado el modelo, ni antes ni después de la estatificación petrolera. Es el Estado, no la Nación quien decide cómo se reparte el ingreso del petróleo. Lo que ha cambiado es el modelo operativo: concesiones, PDVSA, empresas mixtas.
El nuevo modelo tendrá que acercar el ciudadano al petróleo, para que reciba directamente, una parte del ingreso petrolero que por derecho le corresponde. En este modelo el Estado pasa a ser el servidor de la nación y a gobernar por delegación expresa de la ciudadanía. Esta nueva cultura política requiere reemplazar al héroe-hombre fuerte en el imaginario nacional por el poder ciudadano. Bajo este esquema, algunos artículos de la Constitución vigente que leen “el Estado se reserva…” no podrán incluirse. El Estado no puede reservarse nada y un recurso como el petróleo sólo lo podrá administrar por mandato de la nación bajo un sistema que le permita a la ciudadanía expresar su opinión.
Hay ya propuestas de nuevos modelos distributivos. Entre ellas la precursora fórmula Monaldi-Quirós (un Fondo con un porcentaje de acciones de PDVSA. Recibe los dividendos. Invierte y reparte parte de la ganancia a los ciudadanos mayores de 18 años). Otra es la más reciente y agresiva de Luis Roberto Rodríguez (todos los ingresos del petróleo van a un sólo Fondo. Se establecen normas para la elaboración del presupuesto nacional, la creación de cuentas bancarias petroleras para cada ciudadano y el eventual reparto parcial de las ganancias del Fondo entre los ciudadanos). Pero lo verdaderamente prioritario es que cuando llegue la hora del cambio entendamos que para que cualquier nuevo modelo funcione tenemos que tener un país de ciudadanos, sin héroes ni hombres fuertes en el poder.
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