domingo, 26 de diciembre de 2010

CONVERSACION EN LA HABANA

Chávez aterrizó en La Habana y se dirigió a la residencia de Fidel. Después del abrazo de rigor Chávez dijo: -Vine lo más pronto posible, porque en tu llamada reflejaste gran urgencia. –Estoy muy preocupado –afirmó Fidel- por el mensaje que recibiste, que tú y yo sabemos viene de Obama. (Ver EL Nacional, Conversación en Washington I y II, 28/11 y 05/12-10) Me alegra que hayas seguido mi consejo y no reaccionaras violentamente. -Créeme que no me ha sido fácil quedarme tranquilo pero ahora -respondió Chávez- estoy de acuerdo contigo, si los Estados Unidos quieren cumplir con sus amenazas tendrán que hacerlo por iniciativa propia y no como una reacción a una “provocación” mía, ante un mensaje que Obama podría alegar no haber enviado. –Exactamente –terció Fidel- como siempre te he dicho, tienes que aprender a no responder impulsivamente a provocaciones hechas para que reacciones sin pensarlo. –El problema -dijo Chávez- es que yo no puedo dejarme amedrentar por Obama. Además, a mi no me preocupa lo que me haga. –Pero a mí sí -pensó Fidel- sin decirlo y –agregó- ocúpate porque el mensaje contiene cosas muy peligrosas para ti como: Declarar a Venezuela Estado forajido, eso tendría un fuerte impacto negativo sobre tu balanza comercial. Congelar las cuentas que tengan tus funcionarios en los Estados Unidos, eso destruye lealtades. Embargar tu petróleo, acuérdate que los Estados Unidos son los únicos que te pagan completo. Acusar a algunos de tus funcionarios de narcotraficantes, mi consejo es que limpies selectivamente la casa. Tú me entiendes. Además, una vez abierto el grifo puedes esperar otras acusaciones como colaboración con la guerrilla colombiana y lavado de dinero. Debes repensar tu estrategia vis a vis los Estados Unidos si quieres ganar las próximas elecciones presidenciales. -¿Qué debo hacer entonces?, preguntó Chávez. -No le cuentes a nadie lo del mensaje, argumentó Fidel. Evita enfrentamientos. A la provocación: indiferencia. Una vez reelecto presidente puedes hacer lo que quieras. Pero –acotó Chávez- si modifico mi conducta Obama va a pensar que sus amenazas surgieron efecto y “eso” no me lo calo. Oye bien –dijo Fidel- más importante que tu orgullo es que actúes como un estratega. Además, en algunos minutos vendrá Raúl y no debemos mostrar diferencias frente a él. –Bueno Fidel -contemporizó Chávez- tu sabes cómo valoro tus consejos, sin embargo, no sé si podré cumplir lo que me sugieres, aunque te prometo que a mi regreso a Caracas meditaré mucho sobre esta conversación. –Bien -replicó Fidel- ya llegó Raúl. Fidel le comentó, omitiendo algunos detalles lo conversado con Chávez. -En realidad -continuó Fidel- se trata de un juego de mucho pulso que, de administrarse bien, podría convertir una amenaza en un instrumento para confundir a Obama sobre la verdadera estrategia de Hugo hacia los Estados Unidos. Después de horas de conversación Chávez se despidió. Fidel miró a Raúl cuando se quedaron solos y le dijo: -A este lo vamos a tener que observar muy de cerca. Si decide enfrentar locamente a los Estados Unidos no le auguro un buen futuro ni a él ni a nosotros. –Amén -ratificó Raúl- siempre te he dicho que nuestra importantísima relación con Venezuela puede desaparecer de un día para otro si Hugo no deja de creerse el enemigo más importante de los Estados Unidos. –Ahora, el que dice amén soy yo, remató Fidel.
PD: En los próximos meses Chávez será amenazado por los Estados Unidos y aconsejado por Cuba para que, en su propio interés, modere su radicalismo. ¿Hará caso?