domingo, 20 de enero de 2008

LA BOLA DE CRISTAL 2008 (IV)

PROBLEMAS SOCIALES
La crisis económica descrita en La Bola de Cristal (III) y la inhabilidad del régimen para controlar la inflación y el desabastecimiento aumentará el descontento social. A esto habrá que agregarle la inseguridad ciudadana y el desempleo como detonantes del descontento que, además, tiene muchas otras razones para mantenerse como la constante del ciudadano venezolano.
En numerosos conglomerados humanos del país escasea el agua, se interrumpe el servicio eléctrico con regularidad y los teléfonos públicos son de difícil acceso.
Las carreteras nacionales y urbanas en su inmensa mayoría requieren de urgente mantenimiento y vialidades importantes no terminan de construirse.
Las escuelas bolivarianas y otras del sector público, alguna vez promesas de excelencia, empiezan a deteriorarse sin haber terminado su construcción, en otros casos ni siquiera se ha iniciado. El abandono escolar sigue a niveles inaceptables y la inscripción en preescolares y escolaridad básica muestran niveles de exclusión alarmantes.
Los servicios de salud, salvo los muy primitivos de “Barrio Adentro”, en algunos casos ya también en franco deterioro, son una vergüenza nacional. Hay carencias de los insumos básicos para la atención del paciente y su planta física en la mayoría de los casos requiere urgente remodelación.
El Seguro Social exhibe los vicios de siempre. Parece increíble que un gobierno que ha recibido en nueve años los ingresos mayores de la historia de nuestro país no haya sido capaz de diseñar y financiar un sistema solidario de seguridad social que le brinde a la población servicios de salud adecuados, pensiones de vejez dignas y oportunas y un seguro de desempleo, imprescindible para que quienes han quedado sin empleo puedan subsistir hasta solucionar su situación.
El déficit de vivienda crece anualmente y en un país cuyas empresas de construcción públicas y privadas alguna vez estuvieron a la vanguardia de sus similares de América del Sur, ahora es incapaz de construir 100.000 viviendas al año, cifra que con menos dinero y tecnología se logró en el pasado.
Nuestras cárceles son verdaderos antros donde ni el más inclemente criminal merece estar. Las muertes ocultadas en esos calabozos de la desesperación deben ser inmencionables por la vergüenza que le debería causar a nuestros ciudadanos conocer los crímenes y las violaciones que allí se cometen.
Nuestros servicios de vigilancia y protección al ciudadano están infiltrados por el hamponato que pretenden combatir, lo cual deja al ciudadano indefenso ante la criminalidad rampante.
En resumen, toda esta situación resulta en un deterioro visible de la calidad de vida del venezolano.
Ese es el panorama con el cual el país se abre al 2008. Lo trágico es que el régimen actual alega tener como objetivo el combate a la exclusión y a la pobreza. En otras palabras, proveerle al ciudadano de un ambiente que le permita una vida digna y feliz. Pero la dura realidad pone en entredicho la sinceridad de la oferta.
¿Por dónde comenzará el régimen en el 2008 a corregir lo que es inaceptable? ¿Combatirá la inseguridad ciudadana? Hay algunas señales de que al fin el régimen parece estar dispuesto a tomarse en serio este problema.
¿Se diseñara un programa de solidaridad social incluyente y solidario? Lo dudo.
Dada las dificultades económicas con las cuales tropezará el régimen y su resistencia a incorporar al sector privado al esfuerzo del crecimiento y el desarrollo, no veo mejoras significativas en la calidad de vida del venezolano en el año 2008.