domingo, 10 de mayo de 2009

LA TRANSICION COMO PROCESO

En el año 2003, invitado por el Grupo Santa Lucia, Valentín Paniagua visitó Venezuela. Fue presidente de la transición en Perú (en Venezuela cualquier primer gobierno, después de Chávez, será de transición). Basado en esa experiencia, nos dejó importantes reflexiones:

  • Acciones imprescindibles dentro de un gobierno de transición:

1. El saneamiento ético, público y privado del país.

2. Devolverle al pueblo la fe en la constitución.

3. Pacto explícito de solidaridad (unidad y tolerancia).

  • Sugirió la necesidad de: Lograr la estabilización económica y la generación de empleo. La reestructuración y el relanzamiento de los programas de asistencia social. La creación de mecanismos de transparencia económica y de acceso a la información pública.

  • Al comentar sobre la historia política del Perú, parecida a la de Venezuela, destacó: “la ineficiencia tradicional en la creación de instituciones capaces de articular el territorio, la economía, la cultura y de crear la estabilidad que les permitiera modernizarse paulatinamente”.

Valiosas como son esas observaciones, la lección más importante que nos dejó Paniagua fue la definición de su breve presidencia: “La transición es un proceso, no es un acto”. Esto es fundamental entenderlo. En Venezuela muchos piensan que el paso a un nuevo gobierno nace y muere con un acto electoral. No es así. Si bien es cierto que mediante elecciones se escogen autoridades no es menos cierto que esas autoridades no se seleccionan dentro de un vacío de intenciones. Ni de espalda a su historia ni a la de la sociedad que las elige. El acto electoral es el fin de un preámbulo y el preámbulo para otros fines. Lo que no podemos obviar es que el ejercicio de la ciudadanía es un proceso continuo que no puede interrumpirse. Visto así la democracia vive siempre dentro de un proceso electoral. Primero para elegir los favoritos de la mayoría. Luego para vigilar la actuación de los elegidos y comenzar a pensar en quienes lo sustituirán o, si así lo deseamos y las leyes lo permiten, que continúen en sus posiciones los ya electos.

Hasta ahora, la oposición ha visto al acto electoral como el principio del fin de su esfuerzo. Así se hacen pactos para candidaturas únicas pero no se diseña un plan único de gobierno. Se critica al régimen pero no se presentan ofertas concretas para sustituirlo. Se gasta tiempo útil en forcejear internamente para obtener poder y figuración sin entender que el único contrincante es el régimen. Hemos ganado actos electorales (23 de noviembre 2008) sólo para perder hasta hoy el proceso. Hemos aceptado que Chávez nos acuse de golpistas cada vez que actuamos en su contra sin que aclaremos que la oposición no ataca sino que reacciona. Hay que enfrentar sin pausa lo inaceptable sin que quede la menor duda contra qué y quién nace la protesta y qué y quiénes provocaron la reacción nuestra ¡y hay que hacerlo ya!

La paciencia para esperar el mejor momento para reaccionar es una virtud… Que puede convertirse en pecado cuando su exceso lleva a confundirla con cobardía.

Para motivar a la ciudadanía a participar activamente en el proceso democrático la “Mesa de Reflexión Democrática” sugiere desarrollar cinco acciones:

1. Estimular la protesta contra los abusos del régimen.

2. Tener tolerancia con toda la oposición.

3. Tener tolerancia con la mayoría de afectos al régimen.

4. Tener un mensaje coherente.

5. Proponer alternativas concretas al régimen… Y una sexta sobre la cual no hemos hablado: Salir de los asesores políticos cubanos. Los de la educación … y los otros.

alberto_quiros@intercon.net.ve