Mientras los partidos políticos se organizan y hacen esfuerzos por lograr la unidad, en la calle pasan cosas a las cuales hay que atribuirles la muy positiva motivación de la espontaneidad. En efecto, hay manifestaciones populares que si bien algunas tienen un liderazgo claro institucional (vecinos, sindicatos, asociaciones profesionales), otras parecen surgir de un genuino descontento que hace explotar masiva y simultáneamente a un grupo importante de dolientes que reaccionan ante situaciones inaceptables. Hasta aquí pudiera parecer que lo que presenciamos es sólo una extensión de lo que viene sucediendo hace ya dos años. Con una diferencia, antes se culpaba a funcionarios del régimen, nunca al Presidente, a quien se le atribuía desconocimiento de lo sucedido y a ser engañado por sus colaboradores. Ya no. Los ciudadanos se despertaron del letargo que no les permitía ver lo que tenían enfrente: un Presidente incompetente, soberbio, desconsiderado, inculto y engañador, con un discurso lleno de promesas incumplibles y de cursilerías repetitivas que si bien, al principio, tuvo su atractivo luego se demostró desnudo de contenido. A Chávez se le olvidó que tarde o temprano el ciudadano haría un inventario de lo ofrecido y lo compararía con lo recibido. Cuando las cuentas no dan el mejor negocio quiebra y el gran negocio de esta falsa revolución, porque eso es lo que es, está aproximándose a su etapa final. Pronto veremos los primeros múltiples abandonos porque se “dieron cuenta que este gobierno violó sus principios”. Mientras tanto la población da señales constantes de no estar dispuesta a tolerar por más tiempo los caprichos y los desmanes de un Presidente que la irrespeta constantemente. Así hemos presenciado a una Asamblea de Educación y otras ONG´s educativas que se oponen exitosamente, a las teorías ideologizantes del régimen y le han puesto coto. Ahora será más fácil, con la ayuda masiva de los ciudadanos que se enfrentaran al oficialismo, porque ya perdieron el miedo. Como lo perdieron los habitantes de Chacao que defendieron sus espacios y los de Curiepe y Caucagua que se enfrentaron a la guardia nacional en defensa del sitio donde funcionaba la policía local. Y la gente de Santa Eduvigis que con sus hombres y mujeres al frente derrotaron el intento de toma de Fundaperdis por las turbas del régimen.
En Guayana, emporio industrial, hay un proceso de destrucción por el régimen, al que se oponen frontalmente los trabajadores de la zona. Sus protestas tendrán repercusiones nacionales sumamente peligrosas. Pero esta revolución no aprende, el ministro-presidente de Pdvsa mediante un discurso provocador ha sembrado la semilla de un grave conflicto en la industria petrolera. Lo que no hace más que acrecentar el malestar ya existente por la confiscación, por parte del gobierno, de más de 70 empresas de servicios petroleros en el estado Zulia y el atraso criminal que tiene Pdvsa con los pagos a pequeños y medianos contratistas y suplidores.
Agréguese a lo anterior el gesto exitoso del Alcalde Ledezma, amén de las protestas y manifestaciones constantes de la población reclamando viviendas, servicios de salud, pagos de salarios atrasados y lo más grave, la indefensión ante la inseguridad personal que obliga a centenares de personas a reclamar semanalmente en la morgue los cadáveres de familiares asesinados por un hampa incontrolable.
El régimen deberá leer estas señales y cambiar de dirección antes de que se llegue a un estado de ingobernabilidad… y entonces será muy tarde.