Hoy hablaremos sobre corrupción.
Este régimen ha recibido la mayor cantidad de ingresos de gobierno alguno, con una ausencia de controles y auditorías sobre el gasto público. Hay un desprecio al profesionalismo y la convicción de que los grandes problemas se resuelven mediante la improvisación y, lo más importante, es que cualquier costo es justificado siempre que pueda incluirse en el discurso presidencial la enumeración de algunos presuntos logros.
En un país donde la corrupción sembró su tienda hace ya muchos años, lo descrito solo podía resultar en que la corrupción oficial se disparara hasta el punto de ser parte del sistema y como tal hacerse impune ante cualquier denuncia. Sin embargo, toda corrupción institucionalizada tiene sus límites y cuando estos se violan, la hasta entonces pasiva ciudadanía reacciona y obliga a los poderes públicos a tomar medidas punitivas, so pena de correr el riesgo de que el régimen pierda el poder (remember Irán). Dos ejemplos violatorios ilustran el punto: uno, PDVAL, Bariven y otros responsables por los alimentos podridos han sido ampliamente denunciados y la opinión pública no debe dejar de reclamar castigo a los culpables. Dos, el hundimiento de una gabarra de perforación. Esto no ha producido la misma indignación. No obstante, la corrupción es tan evidente como para que el caso no se olvide. Veamos los hechos (basados en informes elaborados por Gustavo Coronel) El 13 de abril 2010 la gabarra Aban Pearl se hundió, era propiedad de Aban Shore Company, una empresa de la India y había sido alquilada por PDVSA a la empresa PetroMarine por un período de 5 años. La compañía propietaria hindú afirmó recibir un monto de $358.000 diarios por su alquiler. PDVSA en su informe 2008 registró que el convenio con PetroMarine de 5 años era por $1.315.000.000. Esto representa un costo de $721.000 diarios. Una diferencia de $363.000 por día. La empresa dueña de PetroMarine es Isapeco SA registrada en Panamá, con un capital de solo $10.000 y todas las apariencias de una compañía de papel. PetroMarine tiene relación comercial con Astivenca en Venezuela, propiedad de Enoc Martínez, quien fue denunciado por un ex empleado de PDVSA, Fernando Palomo Cuevas, de ser el protegido de Ricardo Coronado, director de PDVSA. Por último, sin confirmar, hay indicios de que los dueños de PetroMarine pudieran ser Enoc Martínez, Hidalgo Socorro y Luis Vierma. Este último, exdirector de PDVSA. Preguntas: ¿Porqué PDVSA contrató a una gabarra a través de PetroMarine, una empresa intermediaria constituida poco antes de la negociación y propiedad de una compañía de papel? ¿Porqué PDVSA paga un sobreprecio de $363.000 diarios? ¿Quién es Enoc Martínez y qué papel juega en todo esto? ¿Porqué las instituciones responsables por la transparencia de las transacciones públicas no han iniciado una investigación? (AN, Contraloría, Fiscalía, auditoría interna PDVSA)
La corrupción no es un fenómeno fácil de erradicar. Para un próximo gobierno sugiero dos enfoques: uno punitivo y otro educativo. El punitivo tiene que basarse en un marco legal rígido y en instituciones que apliquen la ley sin excepción. El educativo requiere luchar por convertir a cada ciudadano en un defensor de la moralidad pública que rechace la corrupción, la persiga, la denuncie, la condene y resista la tentación de participar en ella. Posiblemente sea utópico pensar que todos se comporten de esta manera. Pero si una mayoría importante lo hace será suficiente para construir a otro mejor país.
¡No más de lo mismo!