El régimen, convencido de la posibilidad de perder las elecciones, ha decidido crear una atmosfera de invencibilidad alrededor de Chavez. Para ello utiliza encuestas amañadas que reflejan una ventaja inalcanzable sobre Capriles. Hay que preguntarse si después del éxito de las Primarias la oposición puede haber perdido tanto terreno como para haberse distanciado su candidato 20 o 30 puntos por detrás de Chavez. Esto no es una estrategia nueva pero si el régimen logra que una mayoría de encuestadores dé consistentemente a Chavez como ganador, el elector puede llegar a creer en ellas y convencerse de que, haga lo que haga, Chavez ganara las elecciones.
Esta estrategia viene precedida de un proceso de ablandamiento de la opinión pública mediante un hábil manejo de la desinformación relacionada con la salud del presidente. El objetivo es mantener al enfermo “vivo” aunque en estado relativamente grave. Así, mientras se vea saludable, emerja de vez en cuando ante la opinión pública con un mensaje diseñado para dar la impresión de una persona que lucha contra la adversidad y parece que la va a vencer. Que sacrifica su salud por el bien del pueblo. Que pese a los consejos médicos sobre cómo cuidarse se sale del esquema para ocuparse de los graves problemas del país. En otras palabras, Chavez está manejando su enfermedad para que no se le niegue una reelección que pudiera ser su última oportunidad de participar en estos procesos. Hay pues que observar con mucho cuidado el manejo oficial de las encuestas y el factor lastima, ambas diseñadas para llevar a sus partidarios a votar, reclutar a los indecisos y provocar la abstención entre los que se oponen al régimen. La MUD debe encargar sus propias encuestas las cuales sin duda reflejaran la realidad de un régimen en caída libre. Hay también que insistir en conocer partes médicos creíbles a fin de impedir el uso impúdico que hoy se hace de la enfermedad del presidente.
Otra estrategia del régimen es el factor miedo para desestimular la participación ciudadana en las elecciones de aquellos que no le darían su voto. Se promueve la violencia en contra del candidato opositor que se encuentra empeñado en una campaña puerta a puerta en todos los rincones del país. Al mismo tiempo el propio presidente anuncia conocer un complot que atenta contra la vida de Capriles. Razón tiene Henrique en decir que no sabe si esto constituye un aviso para que se cuide o una amenaza para que se abstenga de continuar con sus contactos con el pueblo a todos los niveles. Contra la estrategia del miedo no hay otra opción que ir a votar sin dejarse intimidar por el oficialismo. No hay manera de que el gobierno sepa por quién vota el elector.
Por su parte, Henrique debe tomar las precauciones del caso sin abandonar su estrategia electoral que le debe estar dando buenos resultados a juzgar por las reacciones del oficialismo.
No olvidemos que el miedo que nos puede provocar el oficialismo con sus amenazas y desmanes no será nunca de la magnitud del miedo que ya se les ve a los figurones del régimen ante la posibilidad de perder las elecciones y tener que someterse a un escrutinio judicial sobre sus actuaciones. Esto pondrá en evidencia lo que le ha costado al país su gestión. Por lo que no hicieron, por lo que hicieron mal y por la magnitud de sus cuentas bancarias imposibles de justificar vistos los ingresos formales recibidos.
¿Miedo nosotros? ¡Yo te aviso!
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