Una vez más unas almas inocentes han propuesto como salida a esta pesadilla un diálogo entre las partes. Por supuesto, que el diálogo ya existe sólo que no es cara a cara y, por lo general, no está estructurado temáticamente. El régimen, por boca de Chávez, insulta, descalifica, propone y la oposición, a través de Capriles, lo ignora y sugiere algo que, por lo general, tiende a corregir los errores del régimen y no responde directamente, ni a los insultos ni a las descalificaciones ni a las proposiciones.
Por otra parte, tanto los incondicionales de Chávez como los de la oposición mantienen diálogos que responden a acciones y comentarios de cada uno. De manera que si los diálogos sirven para conocer y argumentar posiciones de dos o más partes, no hay duda que aquí eso se hace. Pero, si lo que se persigue con un diálogo es convencer a otro de las bondades de una posición, estas son tan disímiles que es imposible llegar a acuerdos. Acuerdo significa dar algo a cambio de algo y en nuestro caso no se pueden “ligar” peras con manzanas ni pretender crear un caballo mediante un comité como el de la suma de las dos partes. El resultado sería un camello que no le serviría a nadie. Más bien vislumbramos un diálogo que puede ser a distancia como el de hoy, con el objetivo de que el régimen nos explique algunas cosas. Sólo para entender si en algunos casos sus errores lo son por una estrategia para lograr algún objetivo que a nosotros se nos escapa. Por ejemplo, quisiéramos que alguien nos explicara como hace PDVSA para simultáneamente endeudarse a niveles increíbles, vender a los precios de hoy (más de $100 por barril), producir cada día menos petróleo, invertir insuficientemente, no pagarle a los suplidores y reducir sus exportaciones al mejor cliente (USA).
Otro resultado que no entendemos es cómo es que la inflación alimentaria está por encima del 30% mientras que se importa un porcentaje enorme del consumo de países cuya inflación es de un sólo digito. ¿Por qué con tanto dinero del petróleo el régimen permitió el deterioro del servicio eléctrico, la destrucción de la infraestructura vial, el derrumbe de los servicios de salud (hospitales públicos) y el déficit de viviendas? ¿Ineficiencia, corrupción o una política expresa de mantener a la población en malas condiciones de vida para resaltar las diferencias sociales y nivelar por lo bajo? Remember: sin pobres no hay revolución, Giordani, dixit. Además, Chávez no será un académico pero no hay duda que tiene talento para ciertas cosas, entre ellas la de venderle a la población fantasías incumplibles. ¿Será verdad que él no sabe lo que ocurre en Venezuela? ¿Hasta dónde puede llegar su ceguera? El fracaso de su gestión le va a costar la presidencia y sin embargo, él sigue fantaseando sobre una Venezuela que no existe. La única explicación que encontramos es que sufra de “déficit de atención”, una afección que le impide rematar sus planes. Es incapaz de terminar un proyecto. Salta de uno a otro porque cree que con solo enunciarlos ellos se van a consolidar. No hay otra manera de explicar tanto fracaso. ¿Es que dentro de su entorno nadie le recuerda la enorme cantidad de esfuerzos inconclusos? ¿Nadie le presenta el inventario del abandono?
Volviendo al tema, no creemos posible el diálogo cara a cara. No hay expectativas de acuerdo. En la contextura de Chávez no exista una rendija por donde introducir una opinión diferente. Él sólo está acostumbrado a dialogar con su propia sombra que le aprueba todas sus locuras.