La reciente explotación de los esquistos para extraer gas amenaza con crear un nuevo equilibrio energético en los Estados Unidos. El uso más general del gas natural como insumo de energía limpia reemplazará a las importaciones de gas natural licuado y, con el tiempo, desplazará también a los hidrocarburos líquidos importados especialmente en el mercado del consumo industrial. Teóricamente se puede presumir también que el gas podría sustituir a la gasolina en el mercado del transporte, aunque esto requeriría modificaciones importantes tanto en la planta automotriz como en los sistemas de distribución. Lo importante a destacar es que se ha descubierto una fuente alterna de energía que, por primera vez, ofrece un real sustituto energético a las importaciones de petróleo por parte de los Estados Unidos. Hay además, dos factores adicionales que pueden ayudar a convertir a los Estados Unidos en autosuficiente energético y, con el tiempo, en un exportador neto. Uno, es el ahorro energético. Hace años el mundo industrializado impuso las restricciones necesarias para el ahorro energético fácil. Básicamente en dos frentes: el consumo industrial y doméstico mediante técnicas modernas de construcción y uso de materiales adecuados para reducir la pérdida de energía y en un mayor rendimiento de la gasolina por kilómetro recorrido. Pero hecho lo anterior, es poco lo que se ha adelantado y estamos todavía a décadas de que nuevas tecnologías de ahorro energético se materialicen en una reducción importante del consumo.
El otro desarrollo potencial importante es la de construir oleoductos desde Canadá para llevar petróleo extrapesado a las refinerías del Golfo de México. Aunque posible, tiene por lo menos dos problemas. Uno, es el de los ambientalistas que se oponen al proyecto, entre ellos el presidente Obama. El otro es técnico. Transportar por oleoducto el petróleo extrapesado requiere estaciones de calentamiento en la ruta o la reducción de la viscosidad mediante el uso de diluyentes. Tanto en uno como en el otro caso el costo será elevado. Salvo, que se desarrolle algo como la oriemulsión que permita mediante un catalizador, estabilizar una emulsión de petróleo y agua.
Lo que lo anterior significa es que los Estados Unidos por primera vez, desde que el presidente Nixon diseño un programa de reducción de importaciones pudieran estar en la ruta de logar la autosuficiencia energética mediante: 1. Uso abundante de nueva energía doméstica (gas de esquistos) 2. Nuevo impulso a la conservación y al ahorro energético. 3. Desarrollo acelerado de energías alternas. 4. Incremento de las importaciones de petróleo extrapesado de Canadá (la cuales se consideran como domésticas). Sin embargo, hay la real posibilidad de una reducción de la demanda global por una continuación de la crisis económica mundial tanto en Europa como en países emergentes como China e India.
Durante este régimen Venezuela ha intentado reducir su dependencia de exportaciones energéticas a los Estados Unidos. De seguir por ese camino, en algunos años ya no tendremos que hacer mayores esfuerzos. El mercado del país del norte se habrá cerrado salvo que nuestra política energética nos ponga a la par de Canadá y nuestra seguridad de suministro nos lleve a ser un mercado energético integrado al de los Estados Unidos.
Corremos pues el peligro de pasar de una era desaprovechada de mercados abiertos, sin producción adecuada de petróleo, a uno donde tengamos petróleo abundante sin mercados naturales disponibles.