La palabra bioética aparece dos veces en la Constitución vigente. En el Art. 122 al referirse al derecho de los pueblos indígenas “…el Estado reconocerá su medicina tradicional y las terapias complementarias con sujeción a principios bioéticos” y en el Art. 127 “..el genoma de los seres vivos no podrá ser patentado y la ley que se refiere a los principios bioéticos regirá la materia”. Además, en el 2001 se promulga la Ley Orgánica de Ciencia y Tecnología e Innovación, que establece en su artículo 7 “El ejecutivo nacional…velará por el adecuado cumplimiento de los principios bioéticos y ambientales en el desarrollo de la investigación científica y tecnológica…” Recientemente se creó, mediante decreto 7666 la Comisión nacional de Bioética y Bioseguridad en Salud. En 1996 se funda el Centro Nacional de Bioética (CENABI) adscrito a la Facultad de Medicina de la UCV, que dicta cursos de ampliación y una maestría en Bioética.
Pero ¿qué es la bioética? Su partida oficial de nacimiento data de 1970 cuando el oncólogo holandés V.R. Potter usó el término por primera vez en su libro “Bioética global. La ciencia de la supervivencia”. Allí comenta sobre las consecuencias que tendría para la humanidad el no asumir un cambio de rumbo ante los desequilibrios existentes en la relación humano-naturaleza. La ciencia de la supervivencia, subraya los dos elementos más importantes para alcanzar la nueva sabiduría que necesitamos de forma urgente: el conocimiento biológico y los valores humanos. En verdad, de lo que se trata es de intentar armonizar las relaciones del hombre con la naturaleza y de buscar un equilibrio entre los desarrollos científicos y una nueva ética que le de consistencia moral. La ética convencional que por siglos fue la conciencia universal del hombre quedó relegada ante la velocidad del cambio y los nuevos retos de la ciencia.
El siglo XXI heredó interrogantes cruciales que podrían cambiar el concepto tradicional de la especie humana. Las revoluciones que precedieron a estos nuevos tiempos fueron la tecnología, la genética y la neurociencia. Términos como clonación, terapia génica, genoma humano, transhumanismo, neuroplasticidad, entre otros, emergieron no sólo en el campo científico sino en la reflexión ética sobre la posibilidad que surgiera una nueva especie humana de todas estas transformaciones en las que el hombre traspasó la barrera antigua de sólo explorar para, ahora, poder modificar el curso mismo de su evolución natural.
Algunos antecedentes de la bioética son: El Código de Nuremberg (1946) Denunciaba los hechos violatorios a la dignidad humana. La Declaración de Ginebra (1948) Revitalización de la ética del juramento hipocrático. La Declaración de los Derechos Humanos del Hombre (1948) Destaca el respeto y la dignidad del ser humano. La Declaración de Helsinki (1964) Refiere los principios que deben regir las investigaciones con seres humanos. El Informe Belmont (1979) Establece los cuatros principios básicos de la bioética: Autonomía (derecho del hombre a decidir su propia suerte). Beneficencia (conceder los mayores beneficios posibles). No maleficencia (no causar daño). Justicia (distribución equitativa de cargas y beneficios)
La bioética es una disciplina multidisciplinaria y aunque por un tiempo fue secuestrada por las ciencias de la salud (medicina), hoy hay un regreso a las ideas originales de Potter. Así se ha desarrollado una bioética legal, otra social y la más importante la ambiental, la que le da una nueva armonía a las relaciones del hombre con la naturaleza.