Mi artículo de la semana
pasada sobre el mismo tema produjo ciertas reacciones, casi todas positivas, sin
embargo, algunos estuvieron en desacuerdo con la posibilidad de que en el
futuro, no muy lejano, exista una sobreoferta. Insisto en que “ese” es un escenario
posible por las razones dadas allí.
Hay otros escenarios que no
definí pero advertí en la introducción que “el futuro tiene tantas
incertidumbres que, por lo general, nos equivocamos en las predicciones”.
Nelson Hernández, cuyo
criterio respeto mucho, ha estimado que tenemos todavía 15 años para
producir-colocar unos 3.5 millones de barriles diarios (b/d), que coincide con
lo que lo que “asigna” la OPEP.
En los años 60 la Shell Internacional
diseñó la planificación por escenarios y la exportó a su filial en Venezuela (CSV).
Tuvimos el privilegio de pertenecer al primer grupo entrenado en esa
disciplina. Una de las conclusiones a las cuales llegaron sus expertos era que
un país productor de petróleo, con reservas suficientes, siempre debería invertir
para tener un potencial de producción mayor que la demanda estimada, porque ésta,
por lo general, era afectada por sucesos inesperados (guerra, decisiones
políticas, catástrofes de la naturaleza) que reducirían la oferta y, entonces,
se podrían colocar, aunque sea por poco tiempo, el excedente de producción a
precios superiores a los “normales” y la inversión se recuperaría. Arabia
Saudita es un buen ejemplo de esta estrategia.
Creemos que tanto Estados
Unidos como Canadá cumplirán con sus planes y combinados serán autosuficientes
y exportadores. Brasil tiene problemas con su economía y podrían no llegar a
producir de 3 a 4 millones b/d. México abrió algo su industria petrolera a la
inversión privada pero todavía esa decisión tiene mucha oposición política.
Argentina tiene grandes reservas de gas pero no sabemos cuál gobierno
sustituirá a los Kirchner. Quizás la incertidumbre mayor es la explosiva
situación presente y futura del Medio Oriente. Una interrogante es: ¿Si los
Estados Unidos no necesitan petróleo de esa región, continuarán gastando
enormes cantidades de dinero para tratar de impedir que pierda su frágil
estabilidad actual?
Así como pueden haber
oportunidades, también hay otros peligros. El gas, paulatinamente, sustituirá
el petróleo en múltiples industrias, sobretodo en la generación eléctrica. El
automóvil eléctrico está progresando rápidamente. Los países desarrollados
siguen en la búsqueda de energías alternas y todo eso tiende a disminuir la
demanda por petróleo, amén de que no se anticipa un crecimiento económico
fuerte en los grandes consumidores de energía pero los países en desarrollo
siguen aumentando su demanda y allí podría estar la compensación por la baja.
Ante las incertidumbres
mencionadas toma fuerza la estrategia de tratar de aumentar la producción
nacional lo más rápido posible, para lo cual se requiere dar un sacudón a la
política petrolera actual. Muchos de nuestros expertos han sugerido diversos
modelos para una política petrolera. El gran problema es que la solución es
urgente y requiere no solamente de conocimientos técnicos y económicos sino de una
enorme voluntad política y es, en esto último, donde creemos que “el juego está
trancado”. Este régimen no tiene ni conocimiento ni acceso a los capitales requeridos
ni voluntad de cambio. Pero, lo más grave es que nuestros jóvenes políticos
que, algún día, detentarán el poder, tampoco parecen tener ideas novedosas.
López tenía un plan imposible de cumplir de 10 millones de barriles diarios de
producción. Capriles dijo que solo iba a despedir al presidente de PDVSA, lo
cual sugiere su continua estatización.
A menos que nos quitemos ya
esas telarañas ideológicas que obligan a los políticos, viejos y jóvenes, a
decir en público lo que ellos creen que el pueblo quiere oír, este país, con o
sin petróleo, no tiene futuro. Imposible progresar bajo un régimen cuyos
poderes públicos lo que comunican son sandeces atrasadas y una oposición que no
le da la cara al desplome nacional y sigue “cuidándose” porque todavía cree que
apoyarse en el sector privado y buscar un cambio rápido, tiene un costo político.
¡Por favor!
PD: Hay que recuperar palabras
como capitalismo, meritocracia, productividad, privatización, competitividad,
riqueza, empresarios y enterrar bolserías como socialismo del siglo XXI,
comandante eterno, empresas básicas, gobierno de calle, gobierno cívico
militar, empresas socialistas.
quiroscorradi@gmail.com