La Comisión para la Reversión Petrolera (74/75) fue muy sabia al diseñar la estructura de nuestra Industria Petrolera una vez estatificada. Dos corrientes de opinión monopolizaron la propuesta. Una, promotora de la creación de la empresa operadora única. La otra fue la del concepto federativo: Una empresa “holding” (PDVSA) con las antiguas concesionarias convertidas en sus filiales. Dos razones incontestables sustentaron la selección federativa. 1) Al mantener las estructuras de las antiguas filiales se garantizaba la continuidad operativa. 2) Al crear un “holding” (PDVSA) con varias filiales, se dificultaba la politización de la operación petrolera. Una sola empresa operativa sería fácil presa de presiones políticas nocivas para su eficaz operación.
Años después, en busca de una reducción de los costos operativos, se cambió la naturaleza federativa de la operación petrolera y se creó una sola empresa haciendo desaparecer a las filiales (Lagoven, Maraven y Corpoven). Lo lógico hubiera sido transformar a las antiguas operadoras en empresas filiales funcionales. 1) Exploración y Producción. 2) Refinación, Transporte y Mercadeo y 3) Servicios. Así se hubiese mantenido el histórico concepto federativo. La transformación de PDVSA de “holding” en empresa única operadora fue el principio del fin de la era de la estatificación eficiente. Abrió el camino para que un gobierno populista e irresponsable convirtiera la PDVSA operadora en un apéndice del capricho oficial. En medio de los precios más altos de petróleo jamás vistos, PDVSA naufraga en un mar de corrupción, mentiras e ineficiencias. Despedidos 20 mil trabajadores, su plantel humano quedó reducido a un personal convertido en activista político, que ha destruido la cultura organizacional requerida para operar con eficiencia y profesionalismo. El resultado es una institución que no tiene rescate posible. Quienes están intentando diseñar un nuevo modelo operativo, basado en la recuperación de la PDVSA actual pierden el tiempo.
La política petrolera requiere de una redefinición total y su brazo operativo no puede parecerse ni a la PDVSA de hoy ni a la de antes. Borrón y cuenta nueva.
El nuevo modelo operativo puede partir de un “holding” nacional con varias filiales, bien sea 100% de su propiedad o empresas mixtas de mayoría estatal. Un Ministerio de Petróleo para diseñar la política petrolera y una Agencia Independiente de Energía que supervisará la planificación estratégica operativa, la ejecución presupuestaria del “holding” y la gestión de otras empresas petroleras 100% privadas (nacionales y extranjeras) o mixtas con mayoría privada que, bajo reglas de operación estrictas, en competencia con el holding, podrían operar en el país. Habría que cambiar la Ley Orgánica de Hidrocarburos para flexibilizar la participación privada en todos los aspectos de la operación petrolera lo cual no significa, ni de lejos, privatizar al “holding”. Crear un Fondo de Acumulación Petrolera y estimular la creación de empresas nacionales y extranjeras en Venezuela para la operación y prestación de servicios a la industria petrolera.
Cualquiera que sea el modelo futuro este debe: 1) Crear varias empresas petroleras estatales, privadas y mixtas. 2) Crear una Agencia Independiente de Energía para controlar las operaciones petroleras. 3) Crear un Fondo de Acumulación Petrolera. 4) Eliminar al Petroestado monopolizador del ingreso petrolero (repartir parte de las ganancias del petróleo entre los ciudadanos).
Si no hemos aprendido con el desastre actual petrolero ¿Para cuándo lo vamos a dejar?