domingo, 22 de marzo de 2009

RESPUESTAS

La descentralización no puede coexistir con un sistema autoritario. Todos los poderes regionales y nacionales tienen que ser incondicionales del Presidente de la república. No deben, pues, extrañarnos los abusos del régimen al restarle autonomía a los poderes regionales. Los próximos pasos serán más confiscaciones de propiedad privada, reintento de cambiar la ley de educación y censura y clausura de algunos medios de comunicación. Anótenlo.
Chávez ha sido un maestro de lo que los sajones llaman “the salami tactic”. Hemos visto la toma progresiva de los poderes del Estado por el Ejecutivo: la Asamblea Nacional, en su origen 100% chavista (cortesía de un error estratégico de la oposición), el TSJ, el CNE, la Fiscalía, la Defensoría del pueblo y la Contraloría. Ahora que el Presidente toma decisiones, ignorando los procedimientos que establecen la Constitución y las leyes, debemos cuestionar cada una de ellas. Apelar al poder judicial, a la Fiscalía y a cualquier órgano competente para frenar la locura de autosuficiencia que padece el Presidente. ¿Quién le ha dicho que él puede convertir a Venezuela en una república socialista o decir “yo voy a confiscar a la Polar o al Hato Caroní”, sin el debido proceso establecido en la Constitución? Chávez, por si sólo, no puede confiscar ni la bodeguita del barrio, ni puede legalmente enviar la Guardia Nacional a tomar los puertos y aeropuertos regionales ni amenazar con poner presos a gobernadores electos por el pueblo. Hasta cuándo se le permitirá, sin que la oposición le de respuesta firme, unánime y oportuna, que falsee descaradamente a la verdad, como en los casos recientes de Sidor (véase artículo del 15-03-09) y la Coca Cola. A ésta le dio dos semanas para retirar “unos camiones de su terreno”. El “terreno” resulto ser un centro de distribución donde laboran 400 personas y atiende a 9.500 clientes distribuidos en 52 zonas de reparto. Uno no sabe si falsedades tan obvias son el resultado de informaciones erróneas o si, simplemente, son locuras que se le ocurren y las lanza irresponsablemente. Como cuando afirma que hay trabajadores que laboran una hora de sobretiempo y cobran siete. Yo reto al Presidente a que demuestre, contrato colectivo en mano, dónde existe ese beneficio.
Tenemos que estar alertas a la próxima locura para reaccionar. ¿Cómo?
1. Mantener vigente las acciones de calle.
2. Hacerle seguimiento diario a las falsedades del Presidente (ver mí artículo 08-03-09)
3. Apelar, ante el TSJ, las decisiones inconstitucionales que tome el Presidente. No hay que abstenerse de utilizar esta vía porque las decisiones “serán siempre a favor del régimen”. Esta actitud lo que hace es “ponérsela fácil” a las instituciones irresponsables. Si se va a violar la Constitución que los magistrados firmen la sentencia a favor de la violación. Si el Presidente le impone a la AN la promulgación de una ley inconstitucional para revertir el proceso de descentralización, entonces, que conste en Acta la aprobación de cada diputado. Hay que convertir, con nombres y apellidos, en cómplices visibles de los desafueros del Presidente a aquellos funcionarios públicos, incluyendo gobernadores y alcaldes, que incumplan sus obligaciones.
El Presidente ha dicho que “radicalizará la revolución” y que “la pelea es a muerte”. No hay, pues, compatibilidad posible entre la ideología del régimen y los diferentes sectores de nuestro sistema democrático. Está claro, entonces, que si queremos mantener nuestros valores lo que tiene que morir es el “socialismo del Siglo XXI”.