domingo, 29 de junio de 2008

LOS ESCENARIOS DE LA CRISIS

Venezuela depende cada día más de sus ingresos petroleros. El sueño de la diversificación económica utilizando el petróleo como palanca del desarrollo no se ha materializado. Los altísimos ingresos petroleros han sido utilizados por el régimen en dos proyectos. 1) Destruir al sector privado de la economía bajo dos peligrosísimas premisas: que el Estado tiene capacidad técnica y gerencial para administrar al país y que el ingreso petrolero puede cubrir con largueza lo que no aporte la economía privada. 2) “Comprar” alianzas en el exterior y convertir a la “Revolución Bolivariana” en el epicentro de los movimientos anti Estados Unidos en el mundo. El Centro de Investigaciones Económicas (CIECA) ha estimado el monto del gasto público en el exterior anunciado y acumulado desde el 2005 a la fecha en $ 169.935 millones, lo cual representa el 67% del ingreso nacional acumulado a la misma fecha. Por supuesto que lo “anunciado” no tiene la menor posibilidad de ser desembolsado, pero es un buen indicio de la locura dispendiosa de este régimen y pone la tónica para la construcción de los escenarios siguientes:
Escenario I. Precios continúan en alza. Se elevan hasta $ 200 o más por barril. Esto en el corto plazo será insostenible ya que aceleraría una recesión mundial con desaceleración del crecimiento, menos demanda energética y caída de los precios petroleros.
Escenario II. Precios se mantienen alrededor de los niveles actuales. Se produce también una recesión mundial aunque menor que en el Escenario I. En Venezuela disminuirán los ingresos petroleros porque se reducirán los volúmenes de producción mientras que los gastos del régimen continuarán su ascenso incontrolable.
Escenario III. Los precios caen. Los países desarrollados, especialmente Estados Unidos, imponen controles sobre las inversiones especulativas en los mercados de futuro que reducen su atractivo. Arabia Saudita aumenta su producción. Estas acciones revientan la “burbuja” actual produciendo una disminución importante de los precios.
En dos de los tres escenarios, a la corta, los precios deben bajar pero, aún si se quedaran a los altísimos niveles actuales, el ingreso petrolero en Venezuela disminuirá fatalmente debido a la reducción de la producción por la falta de inversión acumulada y la torpeza comprobada de la gerencia de PDVSA. Pero el problema es más grave. Si por un milagro el régimen decidiera cambiar de rumbo y empezar a invertir en la Industria Petrolera, se enfrentaría a graves dificultades para comprar o contratar suficientes equipos de perforación que aceleraran un aumento de producción para compensar por cualquier caída de los precios. La dificultad es aún mayor por dos razones adicionales. Una, la falta de personal técnico experimentado, difícil de contratar, aún a nivel mundial, por su relativa escasez y la memoria colectiva del criminal despido de los 20.000 trabajadores venezolanos. La otra es la reticencia de empresas nacionales y extranjeras a comprometer recursos en Venezuela dada la historia reciente del régimen de desconocer compromisos contraídos y amenazar constantemente con expropiaciones, y suspensiones de suministro a países cuyas empresas son inversionistas potenciales en Venezuela.
Lamentablemente Venezuela ha perdido la oportunidad dorada de capitalizar 5 años de bonanza petrolera para construir un país mejor y prepararse para la eventualidad de una reducción de sus ingresos petroleros, invirtiendo para aumentar su capacidad de producción y creando un fondo de estabilización, de inversiones y de ahorro para repartirle a todos los venezolanos directamente parte de lo que es de ellos.
La imprevisión se paga. Lamentablemente los que pagaremos seremos todos los venezolanos.