domingo, 20 de junio de 2010

EDDIE

Eddie Ramírez, hoy el más petrolero de los petroleros, es ingeniero agrónomo y, por mucho tiempo, creyó que no era petrolero pero, cuando el régimen empezó su tarea criminal de destruir a PDVSA, Eddie se convirtió en activista y poco a poco en el coordinador de “Gente del Petróleo”. Además, ha escrito un libro: “La indoblegable sociedad venezolana. Relatos de un petrolero” en el cual describe los sucesos que convirtieron a una empresa (PDVSA) orgullo nacional y reconocida internacionalmente por su eficiencia y profesionalismo en un triste apéndice de los caprichos de un tirano.
El libro aclara muchas cosas. Veamos. El primer paro petrolero fue en defensa de valores y principios. La ciudadanía entendida de las motivaciones de los petroleros, los apoyaron entusiastamente. Es importante recordar que ese paro se dio luego de múltiples intentos por defenderse de la politización de la industria.
Después vino el Paro Cívico, los trabajadores petroleros, luego de serias consideraciones se sumaron al paro, pero como ciudadanos. PDVSA como institución no se pronunció. En esto los trabajadores fueron coherentes, si habían protestado para impedir la politización de PDVSA, mal podían comprometer a la institución en un acto político.
Por cierto, en el libro se aclara, más allá de toda duda, que los trabajadores petroleros dejaron a las instalaciones en perfecto estado de operatividad. Existen actas a tal efecto y además los accidentes ocurrieron después que las instalaciones empezaron a ser operadas por un personal no capacitado.
Otro capítulo desnuda las mentiras con las cuales la dirección de PDVSA pretende ocultar su ineficiencia. No es cierto que se produzcan 3.2 millones de barriles diarios (b/d). La verdad está cerca de 2.2 millones b/d. Como la producción es mentira, falsos tienen que ser los informes financieros cuyo punto de partida es el volumen de producción. La operación de las refinerías ha sido desastrosa. Con numerosos paros y accidentes, hasta el punto que hay que importar gasolina y otros componentes. El suministro al mercado interno resulta en una perdida de 20 dólares por barril de gasolina vendido por no haberse ajustado los precios. Los convenios especiales con numerosos clientes, dentro de los cuales destaca Cuba, representan una pérdida descomunal de ingresos para el país. La conversión de convenios operativos en empresas mixtas convirtieron a los antiguos contratistas en socios con derecho a una parte alícuota de la propiedad del petróleo producido.
Eddie cree y comparto su opinión, que PDVSA no tiene remedio. Un nuevo gobierno tendrá que buscar otra forma de explotación petrolera, partiendo de lo más importante: establecer, sin lugar a duda, que la nación (todos nosotros) es la propietaria del subsuelo. Esta sola decisión abriría la puerta al establecimiento de normas audaces y modernas como parte de un nuevo diseño de nuestra política petrolera.
Para terminar quisiera destacar un capítulo que describe los abusos que el régimen cometió contra los trabajadores. El desalojo militar de las casas. Las persecuciones armadas a mujeres, ancianos y niños, la pérdida del año escolar, la confiscación de los ahorros de los trabajadores y la campaña en su contra que les impidió a muchos conseguir empleo en Venezuela. Además, Eddie registra los nombres de los culpables de esos ataques. Su lista es una bibliografía de la maldad.
Más temprano que tarde para rescatar al país que queremos tendremos mucho que perdonar. Pero, mientras tanto: Prohibido olvidar… con el libro bajo el brazo. alberto_quiros@intercon.net.ve