domingo, 24 de febrero de 2008

LOS MITOS DEL POPULISMO

El economista venezolano Francisco Rodríguez ha escrito un brillante ensayo “An Empty Revolution” (Una Revolución Vacia, Foreign Affairs, marzo-abril 2008). Rodríguez se dedica a desmontar la especie de que el de Chávez es un gobierno para los pobres. Rodríguez señala “cuatro dimensiones” en el proceso chavista: 1. El gasto público aumentó del 18,7% a 29,4 del PIB. 2. Los precios y salarios están altamente regulados. 3. Se ha deteriorado considerablemente el derecho a la propiedad y el gobierno ha expropiado tierras y empresas. 4. Se han reformado totalmente los programas sociales anteriores desplazándolos por “Misiones” de alto perfil.
Sobre los presuntos éxitos Rodríguez aporta los datos siguientes:
- La pobreza se redujo de 54% en el 2003 a 27,5% en el 2007. Parece imponente. Sin embargo se cuestiona cuan efectivo ha sido esta reducción. El resultado es que cada punto porcentual en que se reduce la pobreza corresponde a un punto del crecimiento per capita del PIB. La relación de otros países en desarrollo es 2 puntos de reducción por cada punto de crecimiento.
– La desigualdad en la distribución del ingreso ha empeorado. Medido por el coeficiente “Goni” se elevó de 0.44 a 0.48 entre 2000 y 2005.
- El porcentaje de niños nacidos por debajo del peso normal subió de 8,4% a 9,1 en 2006 y el porcentaje de familias con viviendas de piso de tierra subió de 2,5% a 6,8%.
– El promedio del porcentaje del presupuesto destinado a salud, educación y vivienda en sus primeros ochos años de gobierno fue de 25,12%. Casi idéntico al de los ochos años anteriores. (25,08).
– La reducción en mortalidad infantil es idéntica a los gobiernos anteriores (3,4%) y menor que la de Argentina, México y Chile (más de 5%).
- La Misión Robinson fue un fracaso. De 1,1 millones de analfabetos queda 1 millón sin alfabetizar.
– El gasto público en términos reales ha aumentado 137% y la liquidez real 218%, lo cual ha resultado en un déficit presupuestario en el medio de un “boom” petrolero.
Rodríguez encuentra similitudes importantes entre los varios gobiernos populistas de América Latina: Políticas fiscales y económicas expansivas y una moneda sobrevaluada para acelerar el crecimiento. Se ignoran restricciones fiscales y de divisas y se pretende reducir la inflación mediante controles de cambios y de precios. Resultado: cuellos de botella en la producción, problemas fiscales y de balanza de pago severos, inflación galopante y caída en los salarios reales.
Rodríguez se pregunta ¿porqué, a pesar de su fracaso, Chávez pudo mantener por algún tiempo una imagen exitosa como defensor de los pobres? Hay dos respuestas. Una la obvia. Ha comprado alianzas y endosos con los dineros del petróleo. La otra es más fascinante. Resulta de la visión que tienen algunos intelectuales sobre las causas del subdesarrollo en América Latina: la explotación de las masas pobres por una elite rica y privilegiada. Lo que en su lenguaje anticuado Chávez llama la “oligarquía”. Eso en lo interno. En lo externo, y esto es de mi propia cosecha, prevalece la teoría de la “Gran Conspiración” de los poderosos. La alianza de la oligarquía con el “Imperio” es responsable por todos los males derivados de una gestión populista e ineficiente. Así se explica, desde la inseguridad ciudadana hasta la demanda de la Exxon contra PDVSA, pasando por el desabastecimiento, el desempleo y la inflación.
Introduzca lo anterior en un recipiente social, agréguele las provocaciones a Colombia. Agítese bien y analice fríamente cuáles podrían ser las soluciones pacificas… si la mezcla no le explota antes en la cara.