Circula en Internet una lista de los fracasos del régimen. Esta información debería ser difundida y conocida por todos. Veamos:
Cuando Chávez llegó había 900.000 trabajadores en la administración pública, hoy hay 2.3 millones. El gobierno nacional ha intervenido más de 600 fincas. Ha gastado más de 8.000 millones de dólares en compra de armamento. La inflación acumulada durante los 11 años del régimen es de 733%. El gobierno tiene un latifundio mediático de 731 medios de comunicación. 9 millones de venezolanos están en situación de pobreza y de ellos 3 millones en situación crítica. Durante el 2008 el gobierno sólo construyó 23.203 viviendas de las 100.000 ofrecidas. La CTV informó que hay más de 200 contratos vencidos en la administración pública. Hay un millón de personas infectadas por el mal de Chagas. Lo donado a otros países supera los 60.000 millones de dólares. El 97% de los delitos cometidos en el país quedan impunes. PDVSA para el 2002 tenía 45.000 empleados, ahora tiene 100.000. El gobierno ha gastado cerca de 12.000 millones de dólares estatizando empresas. Venezuela ocupa el primer lugar de inflación en América Latina. Según la OPEP la producción venezolana de crudos sólo alcanza 2.207.000 barriles diarios. Los apagones mantienen a oscuras el 60% del territorio nacional. En la administración pública ocupan cargos 2.200 militares. En las cárceles hay 12.000 camas y existen 32.500 presos. 4.000.000 de niños están fuera del sistema escolar.
Determinantes como son la ineficiencia y la corrupción, existen, también, otras causas para explicar el fracaso. El caso PDVSA ilustra el punto.
No hay duda que el despido de más de 20.000 trabajadores tiene que haber afectado negativamente su gestión. Hay que preguntarse por qué no se contrataron expertos internacionales en las diferentes áreas de la operación petrolera. Esto, le habría proporcionado a PDVSA un imprescindible conocimiento técnico y gerencial y habría servido para entrenar al personal designado para sustituir a los despedidos. Nada de lo anterior se ha hecho ¿Por qué? No se ha invertido en mantener y/o aumentar los volúmenes de producción. ¿Por qué? No se le ha hecho, a tiempo, mantenimiento mayor ni preventivo a las instalaciones petroleras ¿Por qué? No se puede alegar falta de recursos financieros con el petróleo a los altos precios de los últimos años. No se han aumentado los precios de la gasolina del mercado doméstico, a pesar de ser de los más bajos del mundo ¿Por qué?
Las razones son las motivaciones políticas, típicas de los gobiernos populistas: Altos subsidios, baja productividad y el establecimiento de un nivel de vida administrado dentro de un rango de pobreza preestablecido, además de mantener vivas las expectativas revolucionarias alimentadas por promesas continuas de una vida mejor. Se ha dicho, también, que el fracaso del régimen es algo buscado de manera consciente. “Sin pobres no hay revolución”. Los responsables de esta aseveración pudieran tener parcialmente razón.
En efecto, es difícil explicar el descalabro de la política económica y social del régimen si no se le agrega el ingrediente de una ideología que requiere, para subsistir, de una sociedad limitada en sus recursos, nivelada hacia abajo y con expectativas controladas por un discurso populista.
Anibal Romero (El Nacional, 03-02-10) ha descrito el problema de manera admirable: “El proyecto chavista genera el empobrecimiento, no su superación; su ideal es una sociedad lastimera y poblada de seres sumisos y dependientes……Es un proyecto deshonesto”. Amén.