domingo, 28 de febrero de 2010

LAS OPCIONES

Está demostrado que el régimen de Chávez no le permite a la ciudadanía el ejercicio de opciones. No sólo políticas sino culturales en su sentido más amplio, dado que prevalece en todo los espacios de la vida diaria el pensamiento único. Lo que esta actitud ignora es que el asesinato de las opciones equivale a la confiscación de la libertad. No pueden coexistir democracia sin libertad ni libertad sin opciones. Estamos pues, como sociedad, ya no en la antesala, como piensan muchos, sino inmersos dentro de un sistema político comunista y autoritario, valga la redundancia. Además, pese a que se diga que en política todo es posible, este régimen no cambiará de rumbo. Por eso la única opción que tenemos es su sustitución. Aunque ya una importante mayoría ciudadana e institucional se opone al régimen, muchos se abstienen de aportar su esfuerzo en pro de su terminación porque no han sembrado en su mente una fecha específica para su salida. Ha llegado, pues, el momento de fijarle a Chávez como fecha de entrega del poder diciembre del 2012…o antes. Este “o antes” es importantísimo puesto que las elecciones del 2010, de resultar como se espera en un triunfo claro de la oposición y la emergencia de una Asamblea Nacional en la cual el chavismo sea minoría, le creará al Presidente un problema de gobernabilidad. No porque en democracia un Presidente no pueda gobernar con un poder legislativo adverso. Eso lo hemos vivido en Venezuela. El problema es que Chávez no sabe gobernar en democracia. En 11 años en el poder ha ido poco a poco erosionando a las instituciones que configuran los pesos y contrapesos de la democracia. Al final lo que busca es un modelo político análogo al que resultaría de un Golpe de Estado militar exitoso (un viejo sueño). Donde se suspenden las garantías constitucionales y se gobierna por decreto y por capricho del militarote que controla el poder.
Septiembre 2010, por sus posibles consecuencias, es mucho más importante que diciembre 2012, aunque esta última fecha marque, sin extensión posible, el límite de la permanencia de Chávez en el poder. Algo con lo que deben comprometerse ineludiblemente todos los ciudadanos. Es bueno recordar que el ejercicio de las opciones, dentro de un marco constitucional establecido, no puede constituir deslealtad y no hay que confundir lealtad con sumisión al líder. La lealtad es una virtud invalorable y, por lo tanto, hay que rescatarla de la confusión actual. Al liderazgo hay que cobrarle la confianza que se le otorga. Pretender proteger la institución aupando al líder indeseable sólo para inevitablemente perder la institución y quedarnos con el líder es inaceptable. Por eso, todos en Venezuela independientemente de su posición política, tenemos que prepararnos para un cambio de gobierno.
Para ello los objetivos de la oposición son: llegar a las elecciones de septiembre 2010 y lograr mayoría en la Asamblea. Alcanzado esto habrá que luchar para rescatar a las instituciones de la democracia. Regresarle a las gobernaciones y alcaldías su autoridad y sus derechos constitucionales y exigirles rendición de cuentas a todos los poderes públicos, incluyendo al Presidente.
Chávez ha dicho que de ganar la oposición: “vendrán por mi”. Nada personal. Pero sí iremos en contra del centralismo, del autoritarismo, de la corrupción y del liderazgo que requiere, para oír su propia voz, el silencio de los demás.
Si usted señor Presidente, puede vivir con “eso”, nos volveremos a medir en diciembre 2012. Si no, debe examinar con cuidado sus otras legítimas opciones.