domingo, 7 de marzo de 2010

TODOS A UNO

Las elecciones parlamentarias de septiembre 2010 serán críticas para la recuperación de la democracia. También es aceptado unánimemente que para que la oposición triunfe decisivamente en esos comicios es imprescindible lograr la unidad absoluta para poder presentar ante la ciudadanía candidatos únicos. A su vez estos candidatos deben ser escogidos mediante una selección lo más amplia posible en su inclusión, basada en el máximo consenso. Donde estos acuerdos no puedan lograrse entonces se apelará a las elecciones primarias.
La Mesa de Unidad ya ha anunciado las normas que regirán para la selección de los candidatos y la fecha para anunciar los consensos y la celebración de primarias, donde sea necesario. Conocido, el mecanismo para la selección hay que reconocer que es muy difícil lograr la perfección absoluta, la consulta total y la inclusión de todos los que pudieran tener credenciales para ser inscritos como candidatos. Lo más importante ahora, es lograr la contribución de todos en un sólo esfuerzo dejando para otra ocasión la discusión sobre una presunta o real injusticia cometida en el proceso de selección de los candidatos.
Esto no quiere decir que quienes se consideren con legítimo derecho a competir por un puesto no lo hagan. No. Lo que se sugiere es que compitan, pero dentro de las reglas establecidas para llegar finalmente a contarse por primarias de ser necesario. Por cierto creo que es hora de colocar a éstas en su justa dimensión. Primero, el proceso no es gratis. Dinero que se gasté en primarias es dinero que no habrá para la campaña electoral. Por lo tanto, ante la escasez de recursos financieros, no sería lógico realizar primarias para todas las candidaturas si, además, se pueden lograr consensos en algunos casos. Segundo, la noción de que las primarias son la manera más segura de que los precandidatos compitan en igualdad de condiciones y que los seleccionados sean los que cuenten con mayor apoyo popular, es cuestionable. Quienes pertenezcan a una organización política, tendrán algunas ventajas sobre los de la sociedad civil. Tanto en experiencias en campañas electorales como en apoyo técnico y financiero. Además en las primarias, por lo general, votan por disciplina los miembros de partidos políticos, mientras que la abstención de los “otros”, por desinterés, es significativa. Creo que fue Teodoro Petkoff quien le dijo a Alfredo Ramos en Lara que trabajara para que lo seleccionaran por consenso político porque en unas primarias hasta el portero de AD le ganaría. La exageración ilustra el punto.
También es hora de no desincentivar a los electores afirmando que Chávez no aceptará una derrota o que si se siente perdido suspenderá el proceso electoral. “Eso” hay que analizarlo pero no en público porque cuando la oposición diseñe un plan B, lo que menos convendrá será su publicación a destiempo. La Mesa de Unidad seguramente ha pensado en todo lo anterior y en algo más. Aportémosle directamente ideas si creemos que valen la pena. Apoyemos con nuestra presencia los llamados a movilizaciones, protestas y foros que convoque la Mesa. Nuestra mayor contribución como ciudadanos, a escasos seis meses de los comicios más definitivos que ha habido hasta ahora (por sus posibles consecuencias) es apoyar a la Mesa, sugerirles a quienes desean contribuir que lo hagan privadamente y que se guarden sus críticas públicas para mejor ocasión. La verdadera unidad la lograremos cuando todos transitemos el mismo camino… aunque tengamos que caminar por algunos trechos que no nos gusten.