domingo, 30 de enero de 2011

VENCIENDO LAS SOMBRAS

Un excelente y provocador trabajo de mi gran amigo Orlando Albornoz (“Carta Abierta a la Comunidad Académica Internacional”) y su “Nota de Envío” me sugieren algunas interrogantes. La universidad venezolana necesita reformarse ella misma y para esto se debe crear una Comisión con representación de las casas de estudio, públicas y privadas, más importantes para debatir lo siguiente:
¿Tiene la universidad los recursos necesarios para operar eficientemente? ¿Puede obtenerlos fuera del gobierno, en el sector privado o en actividades propias? ¿Puede redimensionarse? ¿Es la estructura universitaria actual la mejor para operar óptimamente al menor costo? (¿Se podrían centralizar las varias cátedras de una misma disciplina en algunas universidades?) ¿Debe la universidad responsabilizarse por todo su presupuesto incluyendo la parte laboral: sueldos, salarios, negociación de contratos colectivos, etc.? (¿Es la homologación un sistema adecuado para administrar las obvias diferencias de nivel entre las universidades y entre los profesores?) ¿Qué es más eficiente un amplio espectro de facultades o una selección donde se pueda concentrar la calidad? ¿Hay demasiadas escuelas de la misma disciplina en nuestras universidades?
¿Tiene la universidad un balance adecuado entre la investigación pura y la aplicada? ¿Se identifica con los problemas del desarrollo nacional? ¿Se vincula con las empresas productivas? ¿Debe la universidad interesarse por la calidad de la educación secundaria y la de los institutos de carreras técnicas más cortas?
¿Son adecuados los mecanismos de evaluación que tiene la institución universitaria para el sector docente y para su propio desempeño medido contra el cumplimiento de los objetivos fijados?
¿Cómo se audita la calidad académica? ¿Cómo se compara la calidad local con los centros de excelencia mundial? Aun admitiendo que en un país con los recursos actuales de Venezuela es muy difícil llegar a los niveles de los países desarrollados, hay un cierto tope de calidad al que se debe aspirar (En la clasificación de las 1000 mejores del mundo no aparece ninguna universidad venezolana) (Albornoz).
¿Están todos los profesores universitarios capacitados para desarrollar sus cátedras? ¿Ha incorporado la institución universitaria las nuevas formas de acceder al conocimiento que ha facilitado la globalización y la era digital? ¿Cómo deben elegirse las autoridades universitarias? ¿Hay disciplina interna adecuada para establecer premios y castigos tanto a alumnos como a profesores? ¿Hay los recursos en el país para una universidad gratuita de calidad? Una vez que la Comisión acuerde respuestas para estas y otras muchas interrogantes la gran pregunta es ¿con quiénes se discutirán las conclusiones? ¿Con la opinión pública? ¿Con los poderes del Estado? o ¿Quedara al exclusivo criterio de la universidad?
Todos debemos apoyar a la universidad en sus esfuerzos de modernización, ahora, cuando peligra la institución.
PD: En Venezuela el Estado es el único con los recursos suficientes para financiar a las universidades públicas y tiene el derecho de exigir buenos resultados. Lo cual no significa que puede dictar los contenidos de los programas ni tratar a los profesores como empleados públicos (Albornoz, dixit) PD2: Otra opción de reforma es partir de “base cero” y diseñar la universidad ideal. Después identificar las dificultades para convertir la actual en la ideal. PD3: Se debera elevar el estatus social y economico del profesor universitario, sin cuya activa participacion no habra reforma. alberto_quiros@intercon.net.ve