En un interesante intercambio con el diputado Juan Carlos Dugarte a través de Unión Radio me llamó la atención que a estas alturas del partido el oficialismo piense que los ciudadanos de este país somos o atrasados mentales o estamos totalmente desinformados. Ese día, martes 15-02-11, El Nacional recogía declaraciones del presidente Chávez y del ministro Ramírez en el sentido de que había que reducir la oferta interna de hidrocarburos en 100.000 barriles diarios (b/d) porque el consumo se había incrementado desproporcionadamente. Durante el programa Dugarte utilizó como argumento para justificar la acción la necesidad de “crear conciencia” en los consumidores y remató lo absurdo de la tesis invocando la crisis eléctrica, consecuencia, según él, del excesivo consumo del venezolano. Dijo, además, que los ciudadanos habían “entendido” las causas del racionamiento eléctrico y sugirió que el problema estaba resuelto, a pesar de que es de todos conocido, que con la excepción de Caracas, los apagones no programados siguen siendo el pan nuestro de cada día. La crisis eléctrica es consecuencia de la falta de inversión en proyectos de generación de energía que estaban programados desde 1999. Falta de mantenimiento que ha reducido considerablemente la energía disponible al pararse plantas térmicas y turbinas de Guri. Corrupción: No se sabe qué pasó con el dinero de las partidas que estaban presupuestadas para estos nuevos proyectos. Todo lo anterior ha sido documentado. El caso de los hidrocarburos es muy parecido. En el año 2005 PDVSA produjo un Plan de Negocios que incluía la construcción de nuevas refinerías y la expansión de las existentes para un aumento neto en la capacidad de refinación nacional de más de 600.000 b/d. Nada se hizo. Tampoco se invirtió lo necesario en producción de crudos y los volúmenes cayeron de 3.3 b/d a 2,3 millones de b/d. Peor aún, las refinerías reciben una dieta rica en crudos pesados que ha reducido la producción de productos “blancos” como la gasolina y aumentado las de residual, de menos valor. Por eso, PDVSA le compra a terceros grandes volúmenes de crudo y productos para reemplazar sus propias deficiencias (1.249.000 b/d en 2009). Por otra parte, hay razones para que se consuma más de lo estrictamente necesario tanto de gasolina (el tráfico pesado, los huecos en la calle, la falta de transporte público eficiente) como de gasoil y residual (falta de suministro de gas que obliga a usar estos combustibles en plantas eléctricas y otras industrias).
Por último, está el delicado asunto del precio de la gasolina. PDVSA compra este combustible a terceros por $100-$120 el barril y lo vende aquí a $5 el barril. Durante los 12 años de Chávez la gasolina ha mantenido el mismo precio. Con restricción al consumo no se solucionará ese bárbaro subsidio que favorece a los que tienen más de un automóvil y perjudica a los pobres que no reciben otros beneficios sociales por el enorme desaguadero que significa el bajo precio de la gasolina y de otros combustibles. El problema que tiene el régimen es cómo justifica aumentarles el precio a los venezolanos mientras que le regala a Cuba 100.000 b/d de petróleo y vende a descuento a otros países. Por cierto, ¿Cuánto le deben a PDVSA los países beneficiados por la generosidad del gobierno?
Por su ineficiencia el régimen está metido en un problema energético grave. Si raciona o eleva el precio de la gasolina enfrentará una protesta cívica. Si no hace nada demostrará debilidad. No tiene salida sin pagar un altísimo costo político.
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