El segundo debate tuvo un formato diferente al primero. Se mantuvo la restricción de un minuto por candidato para responder preguntas formuladas por seis periodistas. El orden de la interacción fue aleatoria. Esto garantizaba que no hubiera preguntas “arregladas” salvo que la suerte “casara” a un candidato con su pregunta. La máquina, que seleccionaba la pregunta y al candidato, le dio al ambiente un cierto aire de frivolidad que deslucía ante la seriedad que debía tener el debate. Eso, y la ausencia de público visible, le resto calor al escenario que lució demasiado aséptico.
Las preguntas fueron adecuadas salvo en una ocasión cuando el periodista se regocijo demasiado con su propio verbo. Los representantes de los candidatos deben repensar el tiempo de un minuto asignado. Dos minutos les daría la oportunidad de redondear sus intervenciones. Eso y buscar la forma de que dialoguen entre ellos para que haya un verdadero debate. En esta ocasión se perdieron oportunidades para contrastar opiniones cara a cara. Una de ellas fue cuando le preguntaron a Capriles si apoyaría el Juicio a Chávez en la Haya. Capriles respondió que él no era Juez y a Diego Arria se le quedó fría la contra réplica.
Mi opinión sobre las intervenciones de los candidatos:
Pablo Medina. Estuvo bien. Contesto las preguntas y aprovecho segundos que le quedaban para introducir temas que quería proponer. Los debates ganan mucho con la participación de Medina. Un candidato que no le tiene miedo a los temas y que representa a un sector del país (laboral) que no podía estar ausente de este proceso.
Enrique Capriles. Aprovechó su tema favorito, la educación para dar buenas respuestas. Sigue dando la impresión de excesivo cuidado. Como si estuviese protegiendo la ventaja que lleva en algunas encuestas. Pareciera que le han sugerido que no ataque al régimen, como una manera de ganarse a los ni-ni y al chavismo descontento.
María Corina Machado. Muy bien. Sin duda la mejor de la noche. Desde el comienzo hasta el remate, segura, serena, manejando cifras, conceptos y reiterando que nada de lo que ofrecen los candidatos, ella incluida, puede lograrse si no se ejecuta la primera prioridad: derrotar a Chávez.
Diego Arria. Es el único al que parece sobrarle siempre tiempo. Después de María Corina fue el mejor. Cuando no se sintió capacitado para dar una respuesta adecuada confesó no saber mucho del tema. Eso cayó bien. La ciudadanía no anda en busca de enciclopedias ambulantes. En el remate se le trastocaron un poco las ideas.
Pablo Pérez. Bien. Mejor que en el primer debate. Sin embargo tuvo dos deslices. 1) Cuando dijo que PDVSA produciría 4 millones de barriles diarios. Eso no es posible. Una sola entidad no puede con tamaño reto. 2) Cuando le preguntaron si él aceptaría una victoria de Chávez respondió que Chávez tendría que aceptar una suya. Pero remato bien y su imagen está cogiendo fuerza.
Leopoldo López. Uno de los más inteligentes. Habla bien. Conoce los temas álgidos del país pero no ha logrado conectar con la audiencia en los dos debates. No sé quien lo asesora pero en este debate en tres ocasiones no contestó lo que le preguntaban y se aferró al tema de la seguridad, fuera de contexto. Yo sé que Leopoldo tiene mucho más talento del que ha exhibido en los dos debates.
Ojalá que los organizadores cambien el formato y el tiempo asignado para el próximo debate.