En once años no hay proyecto, hoy necesario, que no se haya podido desarrollar y construir por este régimen. Embalses, plantas eléctricas, líneas de transmisión, equipos de bombeo, aumento de la producción petrolera, escuelas, hospitales, programa de seguridad social amplio y solidario.
Ahora el régimen se ha vuelto todo excusas porque el servicio eléctrico es insuficiente. No hay agua. Las calles están destrozadas. Los hospitales públicos son un desastre. Hay escuelas con edificaciones y equipos destruidos además de que existe un déficit considerable de aulas. Sobre la inseguridad no se dan excusas porque de “eso” no habla el régimen, aunque ha producido una psicosis colectiva que impide que las personas disfruten de las pocas amenidades que ofrecen nuestras ciudades.
¿Qué explicaciones y soluciones propone el régimen?
1. La culpa la tienen los gobiernos anteriores o la naturaleza o los ciudadanos. 2. Para solucionar el déficit eléctrico hay que apagar la luz, cortar el servicio a los centros comerciales y conformarse con unas 4 0 5 horas diarias sin electricidad. 3. Para administrar la escasez de agua hay que bañarse con totuma en 3 minutos. 4. Para la crisis hospitalaria lo mejor es no enfermarse o automedicarse. 5. Para reducir el problema de la educación se promulga una ley que no resuelve los aspectos críticos del sector. Peor aún, ni los menciona.
Es hora de que las responsabilidades caigan donde deben caer: en la cabeza de Chávez y en las de sus ineficientes colaboradores. Los servicios de luz y agua tienen que planificarse a largo plazo, teniendo en cuenta la situación del momento, el crecimiento esperado de la demanda, las fuentes del suministro, la disponibilidad de financiamiento y la energía adecuada. De manera que estemos claros, no haber planificado como debería ser lo rutinario en un buen gobierno trae como consecuencia las carencias que hoy sufrimos.
La ciudadanía debe entender que los once años que ha disfrutado de servicios más o menos adecuados de electricidad y agua se deben a las inversiones que hicieron gobiernos anteriores. Nadie debe creer en cuentos de sirena, caímos por el despeñadero porque este régimen no proyectó, no invirtió, no construyó, no le hizo mantenimiento a lo existente. Además, mal administró lo poco que hizo y se robó lo mucho que no aparece por ninguna parte. Basta ya de hacerle concesiones a los culpables. Que asuman su responsabilidad y que no pretendan tapar su ineficiencia con el sufrimiento de los ciudadanos que ya no aguantan la carga de sacrificios impuestos por un régimen que ha dispuesto de enormes recursos financieros.
En la era del conocimiento el régimen irrespeta al profesionalismo nombrando ineptos en cargos que exigen altos niveles técnicos. El último ejemplo es el nuevo ministro para la electricidad que acaba de pasar 4 años como presidente de la Comisión de Energía de la Asamblea Nacional sin percatarse del desastre que se nos venía encima. ¿Y ese es quien nos va a resolver el problema? ¡Por favor!
El régimen pretende enfrentar los retos de la modernidad con improvisaciones y monsergas tercermundistas y cuando las cosas le salen mal, como inevitablemente sucede y sucederá, apela a su inventario inagotable de excusas y a recomendaciones a la población de un increíble cinismo: apagar las luces y bañarse con totuma.
Si el Presidente y sus colaboradores desean ese nivel de vida para sus hijos entonces que ajusten a la boliburguesía a ese estilo. Pero, el resto de la sociedad aspira a que la dejen vivir con las comodidades del siglo XXI.