Mucho se ha discutido sobre la mejor fecha para celebrar las primarias donde se escogerá al candidato presidencial de la oposición. Me inclino a que tenga lugar antes de fines de este año. El argumento de que presentar un candidato temprano le daría a Chávez la oportunidad de desinflarlo es derrotista y muy peligroso psicológicamente para nuestra causa. Hay que internalizar, sin dudas, que Chávez será derrotado en el 2012 y que nada podrá impedir ese resultado. Paso, ahora, a la campaña que hará el candidato seleccionado. Como he sugerido en mis dos artículos anteriores (Malas Palabras I y II) el lenguaje empleado será decisivo para poder cambiar una vieja actitud ciudadana, exacerbada por este régimen, que tiene miedo de usar palabras como privatizaciones, capitalismo y competitividad entre otras. Pues bien, esas serán las que el candidato debe rescatar, sin temor, convencido de que en el futuro servirán para definir la política oficial.
A continuación algunos temas para el candidato: Gobernar para todos los venezolanos. Buscar la reconciliación. Crear una “Comisión de la Verdad” con participación del chavismo, para llevar ante la justicia a quienes hayan violado la constitución y las leyes. Regresar al nombre de República de Venezuela. Restituir la Cámara del Senado. Atacar la inseguridad, la pobreza y la exclusión. Diseñar un programa de seguridad social solidario que incluya salud, educación, vivienda, pensiones y seguro de desempleo. Establecer constitucionalmente que la propiedad del subsuelo es de la Nación, (todos los venezolanos) y el derecho ciudadano de participar en la explotación de los bienes comunes (petróleo, minería, empresas básicas). Defender la sindicalización y la contratación colectiva y estimular la figura del trabajador accionista. Imponer la descentralización mediante el establecimiento conjunto (Consejo Federal de Gobierno) de políticas públicas y su expresa delegación operativa en los entes regionales. Rescatar el poder municipal y las juntas parroquiales. Eliminar la figura de la comuna como está planteada. Revisar las misiones para denunciar su baja productividad. Ofrecer alternativas y mejoramiento de las que permanezcan, mientras se haga operativo el plan nacional de seguridad social. El periodo presidencial será de 6 años con prohibición de reelección. Revisar las leyes y normas electorales y la composición del CNE para garantizar comicios limpios sin ventajismo oficial. Se establecerán políticas que estimulen al productor agrícola y, bajo condiciones especiales, se les dará inequívocos títulos de propiedad a quienes hayan trabajado la tierra por un tiempo determinado. Se reestructurará la industria petrolera y las empresas básicas con participación del capital privado nacional y extranjero (sin miedo). Se fortalecerá el Estado regulador y promotor y se eliminará el Estado monopolizador y gerente-operador.
Las ofertas vendrán acompañadas de la seguridad de que serán financiables y cómo. Por último, el candidato fijará posición sobre controles de precios, de cambio, sus políticas sobre diferentes impuestos y si está dispuesto a descentralizar el cobro de algunos de ellos en beneficio de las regiones.
Nuestro modelo económico histórico (incluye al chavismo) no ha funcionado. Es hora de ser audaces y destruir los tabúes que nos han conducido a un estatismo ineficiente e incapaz de renovarse. Las nuevas malas palabras serán comunismo, estatismo, controles y todas las que definan una limitación de nuestras libertades económicas y políticas.