Haré un esquema base cero de nuestra industria petrolera del futuro como un borrador para que grupos de estudio, que ya existen, le pongan carne a este esqueleto: 1. Crear una nueva empresa petrolera (80% Estado- 20% sus trabajadores) con un tamaño limitado a una producción propia de un millón de barriles diarios (b/d). PDVSA tendrá que desaparecer y progresivamente transferir a la nueva empresa sus actividades y a otras instituciones sus compromisos no petroleros (pagar lo confiscado a los trabajadores despedidos ilegalmente) 2. Fundar una agencia independiente de petróleo y gas intermedia entre el Ministerio del Petróleo y las empresas operadoras, públicas, mixtas y privadas. 3. Identificar los pozos inactivos (20.000) y, mediante contratos de operación, entregarle su recuperación a empresas venezolanas (se pueden producir mediante nuevas tecnologías y perforaciones adyacentes, unos 2 millones (b/d) que comercializaría la nueva empresa nacional) 4. La Faja petrolera del Orinoco se explotaría mediante empresas mixtas con presencia minoritaria del Estado. Habría un operador privado nacional o extranjero con una participación también minoritaria. La mayoría accionaria se colocaría en la Bolsa de Valores con un límite de participación de 20% por entidad. Al final la composición accionaria podría ser: 20% Estado, 20% operador privado, 20% trabajadores y 40% en la Bolsa de Valores. 5. Una vez consolidada las empresas mixtas la participación del Estado, incluido un porcentaje de la nueva PDVSA, se podría colocar gradualmente en la Bolsa de Valores. 6. Se modernizarán las refinerías existentes y se construirán nuevas a fin de que los productos refinados de alto valor agregado sean prioritarias para las exportaciones. 7. Se diseñará un programa de inversiones para llevar la producción a cinco millones b/d en el mediano plazo. 8. Se establecerá inequívocamente que el subsuelo es de la Nación (todos los venezolanos) y no del Estado (la representación política de la Nación) y, por lo tanto, los ciudadanos tendrán derecho a participar en todas las actividades relacionadas con la industria petrolera. 9. Se establecerán mecanismos para una mejor distribución del ingreso petrolero de manera que parte de las ganancias lleguen directamente a los venezolano, bien sea en dinero o en servicios como pensiones, salud y educación gratuita. Parte de estos costos pueden ser recuperados por la nación mediante mayores impuestos. En este caso el ciudadano recibirá mucho a cambio de lo que paga. Además, la Nación deberá crear un fondo donde se deposite anualmente un porcentaje de los ingresos petroleros a fin de poder anticipar los montos disponibles para el presupuesto nacional (ya hay varias fórmulas). 10. Hay que promulgar una nueva ley de hidrocarburos (líquidos y gas) que permita hacer todo lo aquí recomendado y hasta cambiar la Constitución si fuera necesario.
Por último, no hay que tenerle miedo a crear una nueva relación Estado/sociedad/petróleo. Hemos vivido demasiado con la doctrina populista de la propiedad del Estado del subsuelo y todos los modelos que se intentaron bajo ese paraguas han fracasado. No hemos podido construir un país moderno, sin pobreza, con servicios adecuados y con pensiones dignas. Es hora de cambiar de paradigma. Los venezolanos como propietarios del petróleo tenemos derecho a recibir los beneficios que genera, participar directamente en su explotación y guardar parte de sus ingresos para el futuro inmediato, de manera de no seguir a merced de los vaivenes del mercado.